Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

– Sí, siempre que los buenos espíritus no me abandonen…
– Usted no será desamparado – le dice Emmanuel – pero para eso
es necesario que usted trabaje, estudie y se esfuerce en el bien.
– ¿Y el señor cree que yo estoy en condiciones de aceptar el
compromiso? – acotó Chico.
– Perfectamente, siempre que usted procure respetar los tres puntos
básicos para el Servicio.
El lector podrá imaginar el clima especial de aquel momento. La
cruz luminosa de donde emergía la entidad amiga hacía rememorar el
amor del Divino Amigo y la recordación de las luchas humanas en su
camino, la renuncia necesaria, el desprendimiento, el valor, la resignación,
el dolor acechando en el camino del candidato, la capacidad de donarse
integralmente, etc.
¿Qué condiciones debería cumplir y observar el joven candidato
para que fuese considerado apto por los enviados de Bien en el cumplimiento
de la tarea que se develaba entonces?
¿Amar por encima de todo?
¿Aceptar, resignado, la miseria, la indiferencia y las injusticias?
¿Donar todas sus cosas a los pobres?
¿Perdonar siempre?
¿Soportar las enfermedades sin reclamaciones?
Después de algún tiempo en silencio, el joven oyente se animó a
preguntar a Emmanuel, respetuosamente:
Entonces, mi señor, ¿cuál es la primera?
Y la respuesta vino firme:
– Disciplina.
– ¿Y la segunda?
– Disciplina.
102 ANUARIO ESPÍRITA