Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Pío<br />
Baroja A v i r a n e t a o l a v i d a d e u n c o n s p i r a d o r<br />
XXXVIII<br />
EL SIMANCAS<br />
POR entonces también escribió <strong>Aviraneta</strong> <strong>un</strong> papel que, traducido al vascuence, corrió mucho<br />
por <strong>la</strong>s provincias. Era <strong>la</strong> carta fingida que escribía <strong>un</strong> <strong>la</strong>brador vascongado a <strong>un</strong> hoja<strong>la</strong>tero, en <strong>la</strong><br />
que se intentaba sembrar <strong>la</strong> cizaña entre vascos y castel<strong>la</strong>nos. En esta carta se hacía <strong>la</strong> historia <strong>de</strong><br />
cómo había empezado <strong>la</strong> guerra, y se echaba <strong>la</strong> culpa <strong>de</strong> <strong>la</strong> falta <strong>de</strong>l éxito a los castel<strong>la</strong>nos, flojos y<br />
poltrones, que para andar <strong>un</strong>as leguas necesitaban macho o burro.<br />
Después <strong>de</strong> otras explicaciones, maliciosas para el vulgo, se aseguraba que los vascongados<br />
ansiaban <strong>la</strong> paz; y terminaba <strong>la</strong> carta con este refrán:<br />
Naguia badá astoa<br />
emayoc astazayari eroa,<br />
edo astoa il<strong>la</strong>danean,<br />
garagarra bustanian.<br />
Lo que quería <strong>de</strong>cir: que al burro lerdo hay que darle arriero loco, y al asno muerto, <strong>la</strong> cebada al<br />
rabo. De aquel<strong>la</strong>s hojas en vascuence se introdujeron muchas en el campo carlista.<br />
Recomendó también <strong>Aviraneta</strong> a sus comisionados <strong>de</strong> <strong>la</strong> línea <strong>de</strong> Hernani y <strong>de</strong> Andoaín que<br />
mandaran poner tabernas y meren<strong>de</strong>ros en los alre<strong>de</strong>dores y que <strong>de</strong>jasen pasar sin dificultad hacia el<br />
campamento carlista a <strong>la</strong>s chicas que quisieran ver a sus novios o a sus parientes.<br />
Los agentes aviranetianos hicieron conocer al pueblo y al soldado que el gran obstáculo para<br />
obtener <strong>la</strong> paz era Don Carlos y los hoja<strong>la</strong>teros <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong>, el <strong>un</strong>o ambicioso y los otros gentes ricas<br />
que no sentían <strong>la</strong> miseria <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra con sus rentas bien saneadas en fincas <strong>de</strong>l Mediodía y en<br />
Bancos extranjeros.<br />
Don Eugenio, por entonces, no <strong>de</strong>scansaba; había entrado en correspon<strong>de</strong>ncia con el antiguo<br />
maestro <strong>de</strong> su niñez, don Mariano Arizmendi, hombre <strong>un</strong> tanto sombrío, <strong>de</strong> genio adusto, <strong>de</strong> gran<br />
influencia entre los personajes carlistas.<br />
No se pusieron <strong>de</strong> acuerdo Arizmendi y él; pero se habló entre ellos repetidamente <strong>de</strong> que, para<br />
terminar <strong>la</strong> guerra, era indispensable <strong>un</strong> convenio, pa<strong>la</strong>bra que corrió por el campo carlista y por el<br />
liberal.<br />
Mientras tanto, iba preparando más documentos falsos que había <strong>de</strong> utilizar en el legajo que<br />
pensaba introducir en <strong>la</strong> corte <strong>de</strong> Don Carlos. A este legajo l<strong>la</strong>maba el Simancas.<br />
Cuando los expulsados por Maroto llegaron a Francia, <strong>Aviraneta</strong> tenía confi<strong>de</strong>ntes en los dos<br />
campos carlistas y sabía día por día y hora por hora lo que hacían los <strong>un</strong>os y los otros.<br />
La acción <strong>de</strong> los marotistas era más pública, y había informes oficiales <strong>de</strong> el<strong>la</strong>; <strong>la</strong> <strong>de</strong> los<br />
antimarotistas, más secreta.<br />
Don Eugenio estaba en re<strong>la</strong>ción con el coronel Aguirre, <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los antimarotistas exaltados, y<br />
éste le escribía a <strong>la</strong> semana dos o tres veces. Lo mismo hacían Bertache y Orejón.<br />
Para <strong>la</strong>s intrigas <strong>de</strong> los antimarotistas <strong>de</strong> Bayona contaba con María <strong>de</strong> Taboada.<br />
Aún tenía otros informes. Los fanáticos intransigentes, enemigos <strong>de</strong> Maroto, habían formado<br />
socieda<strong>de</strong>s secretas, verda<strong>de</strong>ros clubs, en los cuales se conspiraba <strong>de</strong> continuo contra el general.<br />
Los dos clubs principales antimarotistas estaban: <strong>un</strong>o en Azpeitia, y el otro, en Tolosa.<br />
<strong>Aviraneta</strong> tenía muchos enemigos en Bayona. Los carlistas <strong>de</strong>sconfiaban <strong>de</strong> él, y, a<strong>un</strong>que no<br />
sabían por qué ni por quién trabajaba, c<strong>la</strong>ramente comprendían que no era en pro <strong>de</strong> ellos. Al<br />
112