15.05.2013 Views

Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres

Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres

Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pío<br />

Baroja A v i r a n e t a o l a v i d a d e u n c o n s p i r a d o r<br />

cuadros, tirados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el colegio <strong>de</strong> San Isidro. Todo ennegrecido por el fuego. Los milicianos<br />

hacían <strong>la</strong> guardia como si su única misión fuera vigi<strong>la</strong>r estos objetos, y mientras tanto se seguía<br />

asesinando, se arrojaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s ventanas <strong>un</strong>a porción <strong>de</strong> cosas y se les pegaba fuego, con gran<br />

algazara y ap<strong>la</strong>usos.<br />

—¡Hacen bien! —gritaban con voz aguda alg<strong>un</strong>as mujeres—. ¡Que los maten a todos! ¡Canal<strong>la</strong>s!<br />

¡Envenenadores! ¡No se <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>jar <strong>un</strong>o vivo! ¡Por ellos pasa lo que está pasando! ¡Por ellos está<br />

toda España llena <strong>de</strong> carlistas! ¡Hasta que no se quemen todos los conventos y no se <strong>de</strong>suelle a<br />

todos los frailes, no habrá aquí paz!<br />

Le hubiera gustado a <strong>Aviraneta</strong> hab<strong>la</strong>r con alg<strong>un</strong>o. Entró en el café La Fontana <strong>de</strong> Oro. Allí los<br />

oradores peroraban; a cada paso llegaban chiquillos andrajosos, señoritos pálidos, elegantes,<br />

manchados <strong>de</strong> sangre, y se les ap<strong>la</strong>udía y se les estrechaba <strong>la</strong> mano dándoles <strong>la</strong> enhorabuena.<br />

La noche fue horrorosa <strong>de</strong> calor y <strong>de</strong> inquietud. Se oyeron campanas, tiros, gritos y quejas en <strong>la</strong><br />

vecindad. <strong>Aviraneta</strong> no pudo conciliar el sueño.<br />

Al día siguiente se hal<strong>la</strong>ba tan rendido, que <strong>de</strong>cidió quedarse en <strong>la</strong> cama.<br />

Una semana <strong>de</strong>spués estaba por <strong>la</strong> mañana dormitando cuando oyó que entraba alguien en su<br />

cuarto.<br />

Era <strong>un</strong> jesuita, que al principio <strong>de</strong> su estancia en Madrid iba a visitarle con frecuencia. Venía<br />

vestido <strong>de</strong> paisano.<br />

Sin más preámbulos, comenzó a perorar y a <strong>de</strong>cirle que <strong>la</strong> horrible matanza <strong>de</strong> los días anteriores<br />

se había verificado por su culpa.<br />

—¿Cómo por mi culpa? —dijo <strong>Aviraneta</strong>—. Usted está loco.<br />

—Sí, por su culpa. Porque usted conocía a los criminales que han dirigido este complot<br />

horroroso. Y estaba usted obligado a vigi<strong>la</strong>rles. Sobre su cabeza caerán estos crímenes abominables.<br />

El jesuita hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong>scompuesto. La serenidad <strong>de</strong> <strong>Aviraneta</strong> le tranquilizó. Le dijo éste que no<br />

creía que fuera verdad que sus amigos hubieran or<strong>de</strong>nado <strong>la</strong> matanza, y expuso sus razones. A<strong>un</strong>que<br />

así fuera, él no podía conocer los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> los liberales, porque hacía tiempo que no los veía.<br />

El padre afirmó que sí, que eran los isabelinos y los carbonarios los inductores <strong>de</strong> <strong>la</strong> matanza y<br />

que él tenía <strong>la</strong> prueba por <strong>la</strong> confesión <strong>de</strong> <strong>un</strong> nacional. Se sabía, a<strong>de</strong>más, que alg<strong>un</strong>as personas se<br />

habían dirigido al Ministerio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Gobernación y avisado al capitán Narváez, que estaba <strong>de</strong><br />

guardia, lo que pasaba en los conventos, y Narváez había dicho:<br />

—Mientras no me lo or<strong>de</strong>nen no voy.<br />

—Es que los están matando —le replicaron. —Pues que los maten; por mí, pue<strong>de</strong>n no <strong>de</strong>jar <strong>un</strong>o.<br />

La matanza <strong>de</strong> frailes, según el jesuita, <strong>la</strong> había <strong>de</strong>cidido <strong>la</strong> J<strong>un</strong>ta <strong>de</strong>l Triple Sello, asociación<br />

satánica formada por masones, isabelinos y carbonarios, pero dirigida principalmente por estos<br />

últimos.<br />

Para dar <strong>la</strong> señal <strong>de</strong> <strong>la</strong> matanza, elevaron <strong>un</strong> meteoro, <strong>un</strong> globo <strong>de</strong> luz, que brilló misteriosamente<br />

en el aire durante algún tiempo <strong>la</strong> noche anterior al día <strong>de</strong> los saqueos y muertes.<br />

Esta historia <strong>de</strong>l meteoro le pareció a <strong>Aviraneta</strong> fantasía ridícu<strong>la</strong> y absurda, pero no dijo nada.<br />

<strong>Aviraneta</strong> parece que afirmó varias veces que <strong>la</strong> matanza <strong>de</strong> frailes no <strong>la</strong> habían producido los<br />

isabelinos. Él aseguró entre sus amigos Alzate y Orbegozo que no habían terciado en este as<strong>un</strong>to<br />

porque no les convenía. Los isabelinos tenían preparado <strong>un</strong> pron<strong>un</strong>ciamiento para el 25 <strong>de</strong> julio, y <strong>la</strong><br />

matanza, que fue el 17, no hizo más que a<strong>la</strong>rmar y poner en guardia al Gobierno. <strong>Aviraneta</strong> creía<br />

que <strong>la</strong> matanza <strong>de</strong> frailes había surgido <strong>de</strong>l pueblo sin preparación alg<strong>un</strong>a.<br />

88

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!