Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Pío<br />
Baroja A v i r a n e t a o l a v i d a d e u n c o n s p i r a d o r<br />
Yo he hecho <strong>de</strong> alcal<strong>de</strong>, <strong>de</strong> jefe <strong>de</strong> Policía, y, por ahora, hay tranquilidad.<br />
—¿Usted se encargaría aquí <strong>de</strong> hacer lo mismo?<br />
—Sí; si usted lo autoriza.<br />
El 6 <strong>de</strong> julio, Casteldosríus fue <strong>de</strong>stituido y marchó <strong>de</strong>stinado <strong>de</strong> cuartel a Barcelona.<br />
<strong>Aviraneta</strong>, sin ser conocido <strong>de</strong> nadie, ejerció durante alg<strong>un</strong>os días <strong>la</strong> dictadura.<br />
Toda esta <strong>la</strong>bor era inútil; el pueblo, hostil, a <strong>la</strong> mejor ocasión había <strong>de</strong> echar por tierra a sus<br />
dictadores.<br />
Al cabo <strong>de</strong> pocos días recibió <strong>Aviraneta</strong> <strong>un</strong> oficio en don<strong>de</strong> se le <strong>de</strong>cía que había sido <strong>de</strong>signado<br />
por <strong>la</strong> J<strong>un</strong>ta <strong>de</strong> Oficiales y Jefes para que fuera a Cádiz a avistarse con el Gobierno y le expusiera <strong>la</strong><br />
situación <strong>de</strong> Extremadura y <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong> y pidiera instrucciones acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta que <strong>de</strong>bía<br />
seguirse en lo sucesivo.<br />
Contestó que no tenía dinero, y a los dos días llegaba a Badajoz <strong>un</strong> sargento y le entregaba <strong>un</strong>a<br />
bolsa con veinte onzas, moneda suelta y <strong>un</strong> sobre con documentos.<br />
Comenzó los preparativos para el viaje. Compró <strong>un</strong>a chaqueta y <strong>un</strong> pantalón ordinarios, <strong>de</strong><br />
al<strong>de</strong>ano, <strong>un</strong>a faja y <strong>un</strong> sombrero. Luego quitó a <strong>la</strong> chaqueta los botones y los sustituyó con onzas <strong>de</strong><br />
oro forradas <strong>de</strong> te<strong>la</strong>. En el chaleco puso monedas <strong>de</strong> cinco duros. El dinero sobrante, menos <strong>un</strong>as<br />
pesetas para el camino, hizo que se lo girasen a Mérto<strong>la</strong>, en Portugal.<br />
Los oficios en don<strong>de</strong> figuraba su nombre se los aprendió <strong>de</strong> memoria y los rompió. Los que no se<br />
le citaba, los envolvió, los metió en <strong>un</strong> bote que llenó <strong>de</strong> tierra v los envió a Mérto<strong>la</strong>, como si fuera<br />
<strong>un</strong>a mercancía.<br />
Unas veces en coche, otras en carro, pasó por Vil<strong>la</strong>viciosa, llegó hasta Béjar y <strong>de</strong> aquí fue a<br />
Mérto<strong>la</strong>.<br />
Recogió en casa <strong>de</strong> <strong>un</strong> comerciante liberal su bote con los documentos y lo volvió a reexpedir a<br />
Castro Marín.<br />
Camino <strong>de</strong> Castro Marín cayó en manos <strong>de</strong> <strong>un</strong>os realistas portugueses. Eran muchos para luchar<br />
con ellos y tuvo que entregarse.<br />
Después <strong>de</strong> <strong>un</strong>a noche pasada atado a <strong>un</strong> árbol, a media mañana, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> los portugueses,<br />
rendido y febril, fue entregado a <strong>un</strong>a partida <strong>de</strong> feotas españoles que vigi<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> frontera.<br />
El aire <strong>de</strong> estupor febril <strong>de</strong> <strong>Aviraneta</strong> hizo creer al andaluz jefe <strong>de</strong> los realistas que el preso era<br />
<strong>un</strong> pobre infeliz, casi idiota.<br />
—Realmente —murmuró el andaluz—, a este <strong>de</strong>sdichado es <strong>un</strong>a tontería pren<strong>de</strong>rlo; pero, en fin,<br />
le llevaremos a Sevil<strong>la</strong> con los <strong>de</strong>más y allí ya verán lo que hacen con él.<br />
Durmieron los presos los días posteriores en <strong>la</strong>s cárceles <strong>de</strong> Gibraleón, Nieb<strong>la</strong>, Palma, Sanlúcar<br />
<strong>la</strong> Mayor, y al quinto día entraron en Sevil<strong>la</strong>.<br />
54