Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Pío<br />
Baroja A v i r a n e t a o l a v i d a d e u n c o n s p i r a d o r<br />
encima los morriones <strong>de</strong> los nacionales, e hizo que se quedaran tres o cuatro allí. Después <strong>de</strong> hecho<br />
esto, fue colocando sus veinticinco hombres en <strong>un</strong> castañar próximo. Si los realistas tomaban por el<br />
camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> al<strong>de</strong>a, él, con su gente, les atacaría por <strong>la</strong> espalda.<br />
Pensando que don Juan Martín podría llegar ya oscuro, envió a <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los nacionales a Trevejo<br />
para traer <strong>un</strong>a cuerda gruesa <strong>de</strong> ocho o nueve varas.<br />
El nacional volvió al poco rato con <strong>la</strong> cuerda, <strong>la</strong> ataron por <strong>un</strong>a p<strong>un</strong>ta a <strong>un</strong> árbol <strong>de</strong> <strong>la</strong> calzada,<br />
<strong>de</strong>l otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l castañar, a <strong>un</strong>a altura <strong>de</strong> dos varas. La otra p<strong>un</strong>ta colgada por el suelo.<br />
Se esperó bastante tiempo, y ya oscuro se notó que venía don Juan Martín. Llegaba perseguido<br />
muy <strong>de</strong> cerca. Los tres o cuatro milicianos apostados en el cerro dispararon varios tiros contra los<br />
perseguidores. Los feotas, <strong>de</strong>spreciando el tiroteo, avanzaron con <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l<br />
caudillo.<br />
Pasaron los liberales y se acercaron a toda prisa los realistas.<br />
Entonces <strong>Aviraneta</strong>, levantando <strong>la</strong> cuerda, <strong>la</strong> puso tensa, a <strong>un</strong>a altura <strong>de</strong> <strong>un</strong> par <strong>de</strong> varas, y <strong>la</strong> ató<br />
al tronco <strong>de</strong> <strong>un</strong> grueso castaño.<br />
—¡Atención! Cuando yo diga —murmuró <strong>Aviraneta</strong>.<br />
Los jinetes realistas, que iban al galope, al llegar a tropezar con <strong>la</strong> cuerda tensa se sintieron <strong>la</strong>nzados<br />
al suelo con fuerza tremenda.<br />
—¡Fuego! —dijo <strong>Aviraneta</strong>.<br />
Sonó <strong>un</strong>a <strong>de</strong>scarga a quemarropa, y cayeron más <strong>de</strong> dos docenas <strong>de</strong> hombres al suelo.<br />
Alg<strong>un</strong>os valientes quisieron avanzar, y, como no veían <strong>la</strong> cuerda, fueron <strong>de</strong>spedidos con<br />
violencia. Se les <strong>de</strong>scerrajó <strong>un</strong>a seg<strong>un</strong>da <strong>de</strong>scarga y <strong>un</strong>a tercera.<br />
El Empecinado había vuelto grupas, y se disponía a atacar a los perseguidores.<br />
—No se pue<strong>de</strong> pasar —le dijo <strong>Aviraneta</strong>.<br />
—¿Por qué?<br />
—Porque hay <strong>un</strong>a cuerda.<br />
—Cortad<strong>la</strong>.<br />
La cortaron <strong>de</strong> <strong>un</strong> sab<strong>la</strong>zo, y don Juan Martín y sus <strong>la</strong>nceros atacaron a los realistas, y les<br />
cogieron cerca <strong>de</strong> cincuenta caballos. El éxito <strong>de</strong> <strong>la</strong> escaramuza había producido gran entusiasmo.<br />
—¡Viva el Empecinado! ¡Viva don Eugenio! —gritaron los soldados y los nacionales.<br />
Don Juan Martín abrazó a su teniente y le prometió solicitar para él <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong> San Fernando.<br />
De Trevejo avanzaron a San Martín, y al día siguiente se dirigían a Ciudad Rodrigo.<br />
El Empecinado, muy satisfecho <strong>de</strong> <strong>Aviraneta</strong>, en el parte que dio el 20 <strong>de</strong> j<strong>un</strong>io le propuso para<br />
<strong>la</strong> cruz <strong>la</strong>ureada <strong>de</strong> San Fernando, y, en uso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s faculta<strong>de</strong>s que le había concedido el ministro, le<br />
nombró capitán efectivo <strong>de</strong> caballería.<br />
Era <strong>la</strong> seg<strong>un</strong>da vez que le nombraban capitán a don Eugenio; pero ni en <strong>la</strong> primera vez ni en <strong>la</strong><br />
seg<strong>un</strong>da llegó a serlo <strong>de</strong> veras. Tenía poca suerte en <strong>la</strong> milicia.<br />
Llegaron a Ciudad Rodrigo, y se comenzaron a organizar <strong>de</strong> nuevo <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong> caballería,<br />
hasta re<strong>un</strong>ir varios escuadrones.<br />
De Ciudad Rodrigo se fueron a Coria, y <strong>de</strong> Coria se dirigieron a Cáceres, don<strong>de</strong> se entró con<br />
alg<strong>un</strong>a dificultad. Se repusieron <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>puestas por el popu<strong>la</strong>cho sublevado, y se impuso<br />
<strong>la</strong> paz con bastante rapi<strong>de</strong>z.<br />
Cáceres fue dominado y quedó así hasta <strong>un</strong> día <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong>l año 23, en que se rebeló, y hubo<br />
<strong>un</strong> encuentro con <strong>la</strong>s tropas <strong>de</strong>l Empecinado, en el que se produjeron muchas víctimas.<br />
Al final <strong>de</strong> j<strong>un</strong>io, el Empecinado, al saber que Casteldosríus era el jefe militar <strong>de</strong> Extremadura, y<br />
que trabajaba en dominar el país y en meter en cintura a Badajoz, le envió a <strong>Aviraneta</strong> para que éste<br />
<strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>ra sus procedimientos.<br />
Al llegar a Badajoz, don Eugenio se presentó a Casteldosríus, como enviado por el Empecinado,<br />
para ver <strong>de</strong> ponerse <strong>de</strong> acuerdo.<br />
Casteldosríus le contestó que estaba <strong>de</strong>seando abandonar el cargo y que pensaba que <strong>de</strong> <strong>un</strong> día a<br />
otro tendría que <strong>de</strong>jarlo. El marqués explicó <strong>la</strong> situación anárquica en que se encontraba Badajoz.<br />
—Estaba lo mismo Cáceres —replicó <strong>Aviraneta</strong>—, y lo hemos dominado a fuerza <strong>de</strong> paciencia.<br />
53