Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
Aviraneta, o la vida de un conspirador - AMPA Severí Torres
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Pío<br />
Baroja A v i r a n e t a o l a v i d a d e u n c o n s p i r a d o r<br />
El com<strong>un</strong>icado terminaba con estas pa<strong>la</strong>bras: «Salud, mo<strong>de</strong>ración y esperanza».<br />
<strong>Aviraneta</strong> primeramente había cogido dos diplomas masónicos con el propósito <strong>de</strong> cambiar el<br />
nombre y poner el <strong>de</strong> Maroto, pero no consiguió borrar <strong>la</strong> tinta; entonces, por recomendación <strong>de</strong> <strong>un</strong><br />
impresor, se dirigió a <strong>un</strong> grabador alemán que vivía en el Rempart Lachepaillet que era masón, y le<br />
preg<strong>un</strong>tó si podría hacerle <strong>un</strong>a lámina igual a <strong>la</strong> masónica; el grabador contestó afirmativamente, y<br />
algún tiempo <strong>de</strong>spués el diploma masónico <strong>de</strong> Maroto estaba en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>Aviraneta</strong>.<br />
Roquet fue a Tolosa, y se avistó <strong>de</strong> nuevo con Soroa y otros militares <strong>de</strong>l bando exaltado, y les<br />
mostró <strong>la</strong>s cartas en <strong>la</strong>s cuales Maroto figuraba como gran jefe <strong>de</strong> <strong>la</strong> masonería.<br />
El revuelo que produjo aquello fue enorme. Los militares carlistas, re<strong>un</strong>idos en j<strong>un</strong>ta magna,<br />
nombraron <strong>un</strong>a Comisión para visitar a Don Carlos en Durango; pero al pedir audiencia al rey, los<br />
marotistas, que le tenían continuamente cercado, consiguieron que se <strong>la</strong> negasen.<br />
Volvieron los <strong>de</strong> <strong>la</strong> Comisión a Tolosa, celebraron otra asamblea, -y en ésta alg<strong>un</strong>os oficiales<br />
propusieron matar a Maroto; pero, por fin, se <strong>de</strong>cidieron por pren<strong>de</strong>rle si podían, llevarle ante <strong>un</strong><br />
Consejo <strong>de</strong> guerra, juzgarle y con<strong>de</strong>narle a muerte legalmente.<br />
El cura <strong>de</strong> Sara dio <strong>un</strong>a carta a Roquet para que visitara en Guethary al obispo <strong>de</strong> León, y Roquet<br />
se presentó con gran misterio el 8 <strong>de</strong> j<strong>un</strong>io, contó lo que había pasado en Tolosa con los militares, y<br />
le mostró los tres diplomas en los que aparecía Maroto como jefe <strong>de</strong> <strong>la</strong> masonería.<br />
El obispo Abarca quedó petrificado y asustado; apenas se atrevió a tocar aquellos papeles<br />
infernales; pero se alegró, por otra parte, <strong>de</strong> poseer datos contra Maroto y ap<strong>la</strong>starle para siempre.<br />
Al llegar a Bayona fueron Roquet y el obispo a ver al cura Echeverría, que estaba alojado en <strong>un</strong>a<br />
celda <strong>de</strong>l Seminario.<br />
Echeverría avisó a don Basilio García, a don Florencio San, Laban<strong>de</strong>ro, Lamas Pardo, Pecondón,<br />
etc., y todos, en varios grupos, fueron a casa <strong>de</strong> Miñano.<br />
En el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Miñano, a puerta cerrada y con el mayor secreto, Roquet mostró <strong>la</strong>s tres<br />
p<strong>la</strong>nchas masónicas. Pasaron <strong>de</strong> mano en mano, y <strong>la</strong>s examinaron con cuidado. A ning<strong>un</strong>o se le<br />
ocurrió <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>un</strong>a mistificación y que aquello podía ser <strong>un</strong>a falsedad.<br />
Quedaron en que había que com<strong>un</strong>icárselo cuanto antes a Don Carlos, y que el obispo Abarca<br />
escribiera <strong>un</strong>a nota a su agente don Miguel Enciso para facilitar a Roquet <strong>la</strong> audiencia con Don<br />
Carlos.<br />
El obispo redactó <strong>un</strong> billete que <strong>de</strong>cía así:<br />
Señor don Miguel Enciso: Tenga <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> que el dador pueda hab<strong>la</strong>r con nuestro principal<br />
en <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to importante <strong>de</strong> comercio. – A.<br />
Al día siguiente Roquet y don Eugenio tuvieron <strong>un</strong>a <strong>la</strong>rga conferencia en casa <strong>de</strong> Iturri; se<br />
pusieron <strong>de</strong> acuerdo en todos los <strong>de</strong>talles, y poco <strong>de</strong>spués salía Roquet camino <strong>de</strong> España.<br />
Dos días <strong>de</strong>spués estaba el francés en Tolosa; veía a don Miguel Enciso, le entregaba <strong>la</strong> carta <strong>de</strong>l<br />
obispo <strong>de</strong> León, y <strong>de</strong>spués, j<strong>un</strong>tos Enciso y Roquet, encargaban al coronel Soroa que se presentara<br />
al pretendiente con <strong>la</strong>s cartas masónicas y con <strong>la</strong> nota <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> León.<br />
Soroa y Roquet marcharon a Oñate, y Roquet fue presentado al inten<strong>de</strong>nte general, don Juan José<br />
Marcó <strong>de</strong>l Pont, que <strong>un</strong>os días más tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>jó su cargo <strong>de</strong> inten<strong>de</strong>nte para ser ministro <strong>de</strong> Hacienda.<br />
Marcó <strong>de</strong>l Pont era enemigo <strong>de</strong> Maroto y enemigo <strong>de</strong>senmascarado. Se enteró <strong>de</strong>l as<strong>un</strong>to <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
cartas masónicas, y puso a Soroa y a Roquet en presencia <strong>de</strong> Don Carlos.<br />
El pretendiente examinó los tres documentos masónicos. Los leyó, reflexionando, y dijo, disimu<strong>la</strong>ndo<br />
<strong>la</strong> gran impresión que le producían:<br />
—Esto, en el fondo, no tiene gran importancia. Ya sabía yo que entre mis generales había<br />
alg<strong>un</strong>os masones.<br />
—Señor —replicó Soroa, poniéndose rojo <strong>de</strong> indignación, con violencia <strong>de</strong> vasco fanático—: los<br />
generales que estén en el ejército carlista y pertenezcan a <strong>la</strong> masonería, no pue<strong>de</strong>n ser más que<br />
traidores.<br />
—Sí, yo también lo creo así —dijo Don Carlos. Roquet calló.<br />
115