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151-25 - Biblioteca Católica Digital

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muerta... Al alba reapareces en el horizonte, resplandeces<br />

como Atón durante el día. Tú arrojas las tinieblas<br />

y lanzas tus rayos...»<br />

Para el autor sacerdotal, en cambio, el Sol, la Luna<br />

y las estrellas han perdido el carácter divino que les<br />

atribuían los pueblos vecinos y, para evitar toda ambigüedad,<br />

ni tan siquiera se los nombra: quedan reducidos<br />

al simple rango de «luces», de lámparas cósmicas.<br />

Debe buscarse su dignidad en otra parte, en la función<br />

que se les asigna de medir el tiempo y, sobre todo, de<br />

marcar las fiestas, de definir el calendario social y religioso,<br />

de rimar la liturgia y la vida. También en el<br />

poema cosmológico mesopotámico Enuma Elis se lee:<br />

«Determinó el año, lo dividió en partes, fijó tres constelaciones<br />

para cada uno de los doce meses; después de<br />

haber definido los días del año, hizo brillar con celestes<br />

figuras al dios Luna para determinar el tiempo.»<br />

Más aún, de acuerdo con un calendario especial, testificado<br />

por el apócrifo judío El libro de los Jubileos, era<br />

justamente el día cuarto, aquel en que coincidían las<br />

más importantes fiestas hebreas de la época postexílica.<br />

Así, pues, la tradición Sacerdotal quería erigir en<br />

el seno del tiempo una especie de catedral en la que<br />

celebrar una liturgia cósmica. La plegaria que se eleva<br />

en el interior del templo debe irradiar en todas las dimensiones<br />

espaciales y temporales.<br />

En la luz que envuelve al cuarto día, penetra ahora<br />

la vida que puebla todo el día quinto (v. 20-<strong>25</strong>). En<br />

la novela La broma, el conocido escritor checoslovaco<br />

M. Kundera, que remite con frecuencia en sus obras<br />

a la narración del Génesis, describe con tonos sugestivos<br />

«el mundo como era el quinto día de la creación,<br />

cuando tal vez Dios todavía dudaba si confiárselo o no<br />

al hombre». El horizonte que se perfila ante nuestros<br />

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ojos es la síntesis de aquella obra maestra que son los<br />

«discursos de Dios» de los caps. 38-41 de Job, donde,<br />

como en un tapiz, se despliegan todas las maravillas<br />

de los seres. He aquí los peces y los monstruos marinos<br />

que se agitan en las aguas, he aquí cómo pululan las<br />

aves en los cielos, mientras en la tierra se mueven los<br />

animales domésticos, las fieras y los reptiles, catalogados<br />

según la tradicional clasificación judía.<br />

El autor se detiene asombrado ante el mundo de<br />

la vida. Al final del Salmo 150 —que es a la vez la última<br />

línea del Salterio— se invita literalmente a «todo<br />

cuanto respira» a alabar al Señor. Se celebra el prodigio<br />

de la vida como un don supremo que lleva en sí<br />

la impronta misma de Dios. «El (Dios) dispone del<br />

alma de todo viviente y del espíritu de toda carne humana»<br />

(Job 12,10). Sólo él puede proclamar: «Yo doy<br />

muerte y doy vida, yo hiero y yo curo» (Dt 32,39). En<br />

una cultura que tiende a considerarse cada vez más<br />

dueña de la vida, es necesario insistir en el carácter<br />

trascendente de este don. El amor por la vida en todas<br />

sus manifestaciones, desde las más simples a las más<br />

elevadas, debe ser total y debe transformarse en respeto<br />

y empeño concretos. No es justo pensar sólo en la<br />

vida adulta, ni lo es tampoco fijarse sólo en los aún no<br />

nacidos o en los ancianos: el amor por los vivientes<br />

debe abarcar el arco total del ser, de un polo de la existencia<br />

al otro. Y debe ramificarse hasta incluir también<br />

a los hermanos más pequeños que son los animales.<br />

La figura de Francisco de Asís, con su Cántico de<br />

las criaturas, debería ser la mejor compañía para meditar<br />

sobre esta página esmaltada de colores y plena de<br />

movimiento de la creación.<br />

Entonces, sí, esta contemplación podría convertirse<br />

en plegaria, alabanza, himno, canto. Como aconte-<br />

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