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Crónicas <strong>de</strong> los viajeros <strong>de</strong> la ciudad<br />
proceso <strong>de</strong> unión. En tanto suce<strong>de</strong> esto, paraforando se generan nuevas<br />
unida<strong>de</strong>s significativas o elementos <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong>l mundo. Los<br />
Osages, <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> los Sioux, habitantes <strong>de</strong> las pra<strong>de</strong>ras <strong>de</strong><br />
Norteamérica, subdividían su asentamiento estacional haciendo que<br />
correspondiera a los elementos <strong>de</strong>l universo, las estirpes <strong>de</strong> los<br />
habitantes originales y las direcciones <strong>de</strong>l cosmos. La tribu habitaba en<br />
tres al<strong>de</strong>as, cada una dividida a su vez en dos mita<strong>de</strong>s, cuyo límite era<br />
una calle orientada <strong>de</strong> oriente a poniente, reproduciendo el curso <strong>de</strong>l<br />
sol.<br />
Al norte <strong>de</strong> las al<strong>de</strong>as se situaban las viviendas <strong>de</strong> los<br />
representantes <strong>de</strong>l cielo y al sur los <strong>de</strong> la tierra. El gran campamento se<br />
formaba por un gran círculo único dividido por tres sectores, al norte<br />
se situaban las siete estirpes celestes, al sudoeste las siete estirpes <strong>de</strong> la<br />
tierra seca y al sur las siete estirpes <strong>de</strong> las aguas terrestres. Hacia la<br />
mitad meridional <strong>de</strong>l campamento, don<strong>de</strong> se disponía el santuario (Tsi<br />
Wakondagi o casa <strong>de</strong> los misterios) se hacía una división <strong>de</strong> tres partes<br />
semejante que servía para que durante las ceremonias se situaran los<br />
representantes <strong>de</strong> las estirpes. estos sectores se correspondían con los<br />
elementos <strong>de</strong>l universo, al norte se situaba el símbolo <strong>de</strong>l maíz (el<br />
cielo), al sudoeste el <strong>de</strong>l cedro rojo (la tierra) y al sur el símbolo <strong>de</strong>l<br />
agua. Por su parte, la casa <strong>de</strong> los misterios se correspondía a la araña<br />
que por su forma se consi<strong>de</strong>raba que señalaba todas las direcciones <strong>de</strong>l<br />
mundo. Los Omaha y los Cheyenes, habitantes <strong>de</strong> la misma región<br />
geográfica, tenían una costumbre semejante para acomodar su<br />
campamento a series semejantes <strong>de</strong> elementos y correspon<strong>de</strong>ncias.<br />
La producción <strong>de</strong> los elementos que hacen una<br />
discontinuidad en el mundo a partir <strong>de</strong> nombrarlo, encuentra un<br />
segundo momento <strong>de</strong> continuidad cuando se hace que cada una <strong>de</strong> las<br />
partes disgregadas <strong>de</strong>l todo se correspondan y enca<strong>de</strong>nen en torno a la<br />
imagen-mito original. Este proceso resulta importante si se le ve como<br />
una estadía <strong>de</strong> la maduración <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los elementos que se<br />
paraforan <strong>de</strong> la imagen unitaria originaria y que se pue<strong>de</strong>n convertir<br />
en imágenes formadoras <strong>de</strong>l mundo cuando se le recrea. Como<br />
veíamos antes, muchas culturas imaginan no uno, sino varios<br />
momentos <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l mundo. Algunos pueblos continúan<br />
ejerciendo este po<strong>de</strong>r creador sobre el mundo cuando propician<br />
ceremonialmente su recreación. En estas ceremonias se generan nuevas<br />
visiones <strong>de</strong> lo que fue el momento original. Se compren<strong>de</strong>