Número 2 - Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

También destacan las investigaciones de la argentina Beatriz Sarlo,
quien está más vinculada a la crítica literaria, pero que también aborda
diversos campos relacionados con la cultura nacional desde la perspectiva
de lo multicultural y lo interdisciplinar. En su campo de acción incluye el
análisis de los problemas relativos a la valoración de la estética en el marco
de lo multicultural, por lo que ha podido denunciar las diferencias y las
desigualdades valorativas entre Occidente y no Occidente. Ella asegura
que en los eventos internacionales los europeos tienden a ver el arte
latinoamericano desde una perspectiva sociológica, mientras que en
el suyo enfatizan su carácter artístico. Sin embargo, Sarlo asegura que
esta problemática no sólo viene de prácticas antagónicas eurocéntricas,
sino que también son responsabilidad del campo intelectual latinoamericano.
En ese sentido, ella pugna por el derecho a una “teoría del
arte” propia, 17 además de advertir de la necesidad de estimular alianzas
interdisciplinarias que puedan abordar problemas específicos.
Sarlo propone atender a la dimensión artística desde una perspectiva
multicultural, y además crear una serie de parámetros valorativos
que permitan reconocer al arte como un campo especializado de la
cultura.
Como sabemos, en América Latina la proyección crítica artística
en la primera mitad del siglo XX y parte de la segunda recayó
en críticos e historiadores como Jorge Romero Brest, Marta
Traba, José Gómez Sicre, Aracy Amaral, Raquel Tibol, Damián
Bayón, Jorge Glusberg y Frederico Morais, quienes alternaron
su labor de críticos con la de organizadores de exposiciones o
directores de instituciones artísticas. Aunque algunos de ellos
continuaron su trabajo dentro del panorama de la crítica, en las
últimas décadas, un grupo de críticos y curadores emergentes
interactúan con el nuevo panorama del arte latinoamericano.
Esta nueva generación de críticos ha reforzado su presencia
a partir de exposiciones importantes realizadas tanto a nivel
nacional como internacional, así como las constantes actividades
de las bienales que han contribuido a la difusión de las
teorías críticas artísticas. 18
Existe en estos críticos y curadores una tendencia renovadora
y polémica de reorientar los discursos oficialistas de
quienes les precedieron. En la década de los noventa, sin
embargo, no había una clara separación entre las actividades
de un crítico de arte y un curador. Muchas de las funciones
que desempeñaban ambos se solapaban constan-
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17 Cfr. Beatriz Sarlo, “Los estudios culturales y la crítica literaria en la encrucijada valorativa”, Crítica cultural,
Santiago de Chile, no. 15, noviembre 1997, p. 38.
18 Exposiciones como Ante América (1992), El Corazón Sangrante (1993) o Cartographies (1993) dan cuenta
de los proyectos expositivos y textos teóricos que intentan articular otras formas de analizar y entender
el arte latinoamericano.
e.nnova • Año I • Número 2 • enero-junio 2009
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