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acogida y acciones formativas, recursos a los que pueden acudir una vez tengan el tercer grado.
Igualmente en algunos casos se realiza una derivación de los internos a este tipo de recursos de
información y asesoramiento; y por último debido a la detección de grandes carencias en lo que se refiere
a hábitos laborales y habilidades sociales tras la salida de prisión, también se realizan talleres donde se
entrena a los reclusos en este tipo de habilidades.
Como vemos, la articulación dentro de las cárceles de este tipo de acciones de preparación para
el afrontamiento de la vida fuera de los centros es bastante completa, pero eso no quiere decir que
realmente cumpla sus objetivos al menos en una gran número de internos, y por supuesto ni mucho
menos cuando se trata de mujeres reclusas, esto se debe a que aunque la oferta de estos servicios existe,
tal vez no es lo suficientemente amplia como para poder llegar a todos los internos que lo necesiten o que
lo reclamen, pues como hemos visto en apartados anteriores la masificación existente en las prisiones
castellano-manchegas y la falta de recursos humanos y materiales así como de una infraestructura
adecuada, tanto dentro de los Centros Penitenciarios como en las entidades externas que prestan estos
servicios, hace que no todo el mundo pueda acceder a este tipo de talleres, y al igual que ocurría con los
puestos de trabajo y los talleres formativos, las mujeres normalmente no acceden a estos servicios.
“Claro que se prepara a los internos para la búsqueda de trabajo, pero si quisiéramos
llegar a todos tendríamos que tener a una o varias personas dedicadas
exclusivamente a eso, sobretodo si se quiere hacer de una forma más
individualizada, pero eso es imposible porque tampoco se nos facilita desde la
Administración fondos para costear un gasto así”.
Efectivamente, este tipo de servicios se suelen externalizar en las cárceles, son Ayuntamientos,
asociaciones o entidades sin animo de lucro como pueden ser la Fundación Secretariado Gitano con el
Programa “Acceder”, el Ayuntamientote de Albacete con el Programa “Horizontes”, Cruz Roja que ofrece
talleres de orientación, el GID que atiende sobre todo a población reclusa o ex-reclusa con problemas de
drogodependencias, Desarrollo Social que actualmente pone a disposición de los reclusos pisos tutelados
y que en el pasado también trabajó acciones de orientación laboral, o Asayma que aunque trabaja con el
colectivo inmigrante normalizado, en las empresa de inserción de que disponen también podría acceder el
colectivo de inmigrantes ex-reclusos; entidades entre otras, que han ofrecido sus servicios a los diferentes
Centros Penitenciarios de Castilla La Mancha, y gracias a los que al fin y al cabo se desarrollan este tipo
de actividades de preparación, aunque desafortunadamente las mujeres por lo general no se beneficien de
ello.
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