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MUJERES INMIGRANTES
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I IIÓN YY CUANTTI IIFFI IICACI IIÓN DEELL FFEENÓMEENO
A la hora de abordar el acceso al mercado laboral de la población inmigrante, debemos resaltar
que suelen encontrarse con una serie de barreras que dificultan su acceso al mismo. Podríamos
mencionar en primer lugar el desconocimiento del idioma, que es la condición que más les limita. Por otro
lado, la desinformación sobre los trámites administrativos a realizar para regularizar su situación, el déficit
o las carencias en formación, unido en algunos casos a los problemas para homologar sus titulaciones en
el país de origen. A todo esto habría que añadir la existencia de prejuicios sociales y estereotipos
negativos, así como la práctica inexistencia de redes sociales de apoyo. En el caso de la mujer inmigrante,
la situación es aún más limitante, pues junto con todas estas características muchas de ellas deben
sumarle el hecho de la existencia de cargas familiares no compartidas, además de sufrir un doble proceso
de discriminación: por un lado, discriminación por ser mujer, y por otro, por ser inmigrante.
Igualmente, al abordar la temática de la inmigración habría que destacar los procesos de cambio
demográfico y de desarrollo económico que implican y que han tenido lugar en nuestro país como
consecuencia de la misma.
En cuanto al cambio demográfico, habría que destacar que el grueso del crecimiento poblacional
que se ha experimentado en España entre los años 1992 y 2005 (aproximadamente de 4,3 millones de
personas) se ha debido fundamentalmente a la inmigración, que ha aportado unos 3,4 millones de
personas en este periodo, mientras que la población española solo aumentó en 800.000 personas en el
mismo lapso de tiempo.
Desde el año 1993, la población española de 16 años activa ha ido disminuyendo, y
progresivamente va descendiendo la población activa de 17 años y sucesivos, hasta llegar al año 2005, en
el que el descenso afecta a todo el tramo de edad comprendido entre los 16 y los 30 años, por lo que la
incorporación de nuevos jóvenes al mercado laboral ha caído progresivamente en los últimos años.
Previsiblemente, de seguir la misma tendencia, afectará cada nuevo año a un tramo mayor de edad.
De hecho, entre el año 1995 y el 2005, solo se incrementó la población nativa activa en 360.000
personas, por lo que podríamos hablar de un estancamiento en el crecimiento de la población española en
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