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MUJERES INMIGRANTES
II. I.. IINTTRODUCCI
I IIÓN
Es un hecho aceptado que la inmigración se ha convertido en muy pocos años en el fenómeno
social más novedoso y potente de cuantos ocurren en España, un fenómeno que afecta a los más
variados aspectos de la vida social, empezando por la demografía y terminando por el mercado laboral.
Factores como los niveles de pobreza interna, las elevadas desigualdades de los países emisores
y la pérdida de acceso a determinadas prestaciones de origen marcan los perfiles de la inmigración. En
este sentido, cobran especial importancia las posibles medidas de discriminación positiva desde los países
de origen a favor de los más necesitados, así como el suministro de información detallada que cubra el
déficit entre expectativas y realidades.
La compresión de estos procesos sociales resulta relevante en el momento de identificar los
motivos que llevan a la inmigración, priorizando cuestiones como el reagrupamiento familiar o el retorno de
divisas. Así, las políticas económicas y sociales de los países de acogida hacen crear un incentivo u otro:
buscar una instalación definitiva y proporcionar el reagrupamiento familiar o maximizar las rentas
monetarias por un periodo de tiempo predeterminado, remitiendo lo acumulado a sus países de origen e
instalándose en una precariedad momentánea.
Por otro lado, es revisable también las políticas de gasto social de la comunidad autónoma de
acogida sobre la inmigración; en otras palabras, “el efecto llamada” que supone para un inmigrante el
conocimiento de estas políticas sociales, teniendo como consecuencia, la mayor o menor “red pública de
seguridad” que le ha de proporcionar la protección social de la Comunidad de destino y/o la de las redes
particulares o étnicas a partir de la inmigración previa de sus compatriotas.
Este último aspecto es realmente importante, ya que la inmigración conlleva elementos de elevada
incertidumbre en lo que se refiere a los aspectos legales, relacionales y culturales obvios (como el idioma),
pero también factores asociados al acceso al mercado de trabajo (peso de la economía informal, entre
otros) y a la educación, asistencia sanitaria y vivienda (de ahí la importancia de las redes internas de
protección).
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