Descarga del documento - Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha

Cabe destacar que la formación para el empleo puede jugar un papel diferente según la fase de
inserción en la que se encuentre cada persona, pudiendo establecerse la siguiente clasificación:
-Formación prelaboral: dirigida a potenciar los hábitos laborales y conocimientos intersectoriales
(alfabetización, iniciación a las nuevas tecnologías, etc.).
-Formación ocupacional: dirigida a facilitar a las mujeres los conocimientos teórico-prácticos que
demanda el tejido empresarial para el desempeño de una profesión en concreto.
-Formación continua: dirigida a mejorar las competencias de las trabajadoras ocupadas con el
objetivo de favorecer su estabilidad laboral y promoción profesional.
La formación es la herramienta clave para mejorar la empleabilidad de los colectivos en exclusión
en general y de la mujer en particular.
Perspectiva de género
La orientación sociolaboral como proceso de intervención personalizado y continuo debe tener en
cuenta las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al acceso al mundo laboral debido a los
estereotipos y roles de género. Las mujeres parten con una desventaja respecto a los hombres que
dificulta su acceso y mantenimiento del empleo, encontrando más obstáculos en su búsqueda y
accediendo a peores empleos, en condiciones más precarias que los hombres, por lo que nuestra
intervención, como entidad social, también debe ser diferente y debe contemplar la variable de género
como decisiva.
Estudios e investigaciones como la realizada nos sirven para comprender mejor la situación de las
mujeres pertenecientes a una minoría étnica, ex-reclusas e inmigrantes, saber que ya parten de una
situación de desventaja por el hecho de ser mujer y además por contar con otros rasgos específicos de la
exclusión como son: escasez de recursos económicos, falta de formación o el bajo nivel, pautas y valores
culturales minoritarios, aislamiento social, dependencia institucional, conflictividad, discriminación,
adicciones varias, etc.
Debemos saber de dónde partimos y adaptar los procesos y la metodología a estas circunstancias
para solventar, en la medida de lo posible, los obstáculos que se encuentran estas mujeres en su duro
acceso al mercado laboral. Con ellas trabajaremos los indicadores específicos en función siempre de las
diferencias de género, y desde la intermediación con las empresas se debe trabajar el rechazo y la
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