norma - Pandemia No Hay Ninguna: ¡Detengan La Vacuna!
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distribuye y promociona fármacos. Hemos visto que contribuye<br />
mucho menos a los descubrimientos y desarrollos<br />
tempranos de lo que afirma, y en cambio se alimenta del<br />
NIH, de las universidades y de pequeñas compañías en los<br />
Estados Unidos y en el extranjero. Quizá debiéramos simplemente<br />
aceptar ese hecho. Pero entonces no tendría sentido<br />
seguir recompensando a las grandes farmacéuticas como si<br />
fueran una fuente importante de innovación. Los ensayos<br />
clínicos podrían quedar a cargo de la industria, siempre y<br />
cuando se llevaran a cabo con prudente distancia, preferentemente<br />
a través de un instituto de ensayos clínicos de<br />
medicamentos por prescripción. <strong>La</strong> industria no debería<br />
desempeñar en absoluto ningún papel en la enseñanza<br />
médica. <strong>La</strong> función que le queda es una que esta industria<br />
puede hacer muy bien, si emplea de otro modo sus energías:<br />
el desarrollo de drogas prometedoras, la fabricación,<br />
la distribución y un volumen razonable de mercadeo. Esto<br />
alinearía a la industria con la realidad, lo que difiere mucho<br />
de sus pretensiones.<br />
Es necesario que recordemos que mucho de lo que creemos<br />
saber de la industria farmacéutica es mitología inventada<br />
por el inmenso aparato de relaciones públicas de la<br />
industria. En este libro me he propuesto desenmascarar los<br />
mitos más importantes: las afirmaciones de que los precios<br />
de las grandes farmacéuticas reflejan sus costos en I & D, de<br />
que son innovadoras, y de que son un paradigma de la libre<br />
empresa estadounidense. Como hemos visto, la industria<br />
invierte en realidad mucho más en mercadeo y administración<br />
que en I & D. <strong>No</strong> es innovadora. Y vive de los favores<br />
del gobierno y huye de la competencia. Sabiendo esto, es<br />
posible ser inmune al tipo de amenaza en el que se especializa<br />
la industria: "Dennos todo lo que queremos, o nos<br />
vamos a ver obligadas a dejar de producir medicamentos<br />
maravillosos".<br />
Por último, en este capítulo he presentado algunas sugerencias<br />
sobre cómo podía llevarse a cabo la reforma de<br />
la industria. Esas sugerencias no abarcan todos los puntos,<br />
pero se centran en lo que creo que son los problemas más<br />
importantes. Como dije al principio, todo ello conduciría<br />
a mejores medicamentos a precios más bajos. Podrían lograrse<br />
la mayoría de los cambios por medio de una simple<br />
legislación en el Congreso. Aquí es dónde el público puede<br />
participar. Los congresistas no se van a salir del libreto de la<br />
industria a menos que se vean obligados a hacerlo. Vimos<br />
una triste demostración de este hecho con la ley de reforma<br />
de Medicare de 2003, que fue confeccionada a medida de<br />
y para las grandes farmacéuticas. Los congresistas se enfrentarán<br />
con la industria sólo si se lo exigimos. He tratado<br />
de proporcionarles los hechos. Es cierto que la industria<br />
farmacéutica tiene enorme poder e influencia, pero lo que<br />
más importa, finalmente, es la presión pública.<br />
( 278 ) LA VERDAD ACERCA DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA<br />
MARCIA ANGELL ( 279 )