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norma - Pandemia No Hay Ninguna: ¡Detengan La Vacuna!

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información supuestamente imparciales. Leen periódicos<br />

y revistas médicas para informarse de las nuevas investigaciones<br />

y de cómo interpretarlas; utilizan libros de texto<br />

para averiguar cuáles son las conclusiones que sacan los<br />

autores de la totalidad de las pruebas científicas; asisten a<br />

reuniones y a cursos actuales de enseñanza médica para<br />

escuchar personalmente a los expertos (llamados "líderes<br />

de pensamiento"). Estas dos últimas fuentes derivan, en<br />

realidad, de la primera. Los libros de texto y las ideas de los<br />

líderes de pensamiento no son mejores que las pruebas en<br />

que se basan. Y las pruebas provienen de los informes de investigación<br />

publicados en los periódicos médicos. Así pues,<br />

es vital que esos informes sean imparciales. ¿Lo son?<br />

Cada vez es más claro que, la respuesta es no. Como ya<br />

he dicho, la mayor parte de la investigación clínica de fármacos<br />

está patrocinada por las compañías que los fabrican.<br />

Por sí mismo, el patrocinio de la industria no significa que<br />

la investigación esté parcializada, pero lo cierto es que las<br />

compañías farmacéuticas ejercen en la actualidad un enorme<br />

control sobre la manera en que se lleva a cabo la investigación<br />

y sobre la presentación de informes. Esto es nuevo.<br />

Hasta la década de 1980, los investigadores no dependían, en<br />

su mayor parte, de las empresas que patrocinaban su trabajo.<br />

<strong>La</strong>s compañías farmacéuticas otorgaban subvenciones al<br />

centro médico académico, y luego se retiraban y esperaban<br />

que los investigadores académicos obtuvieran los resultados;<br />

abrigaban la esperanza de que su producto saliera bien<br />

parado, pero no tenían cómo saberlo con seguridad. Con<br />

seguridad, no intentaban decirles a los investigadores cómo<br />

debían realizar sus ensayos clínicos. Ahora, sin embargo, las<br />

compañías participan en cada detalle de la investigación,<br />

desde el diseño del estudio, pasando por el análisis de los<br />

datos, hasta la decisión de publicar o no los resultados. Esta<br />

intervención no sólo hace que la parcialidad sea posible sino<br />

en extremo probable. Ya no son los investigadores los que<br />

controlan los ensayos clínicos, sino los patrocinadores.<br />

¿Por qué el cambio? Ni más ni menos que por el inmenso<br />

aumento de la riqueza y de la influencia de la industria<br />

farmacéutica desde el año 1980, que partió esta historia en<br />

dos. A medida que se hacían más ricas y poderosas, y se<br />

orientaban más hacia las ganancias, las compañías farmacéuticas<br />

se sintieron menos dispuestas a sentarse a esperar<br />

que los investigadores académicos produjeran los resultados.<br />

Por un lado, los ensayos le restaban años a la vigencia<br />

de la patente de los medicamentos, y por otro, sencillamente<br />

sentarse a esperar era demasiado inseguro. Los descubrimientos<br />

de la investigación podían perjudicarlos. Así pues,<br />

en vez de depender de los centros académicos para realizar<br />

los estudios de sus medicamentos, las compañías farmacéuticas<br />

acudieron a la nueva industria de investigación<br />

con ánimo de lucro que se implementó para servirlas (las<br />

organizaciones de investigación por contrato que describí<br />

en el capítulo 2). Como recordarán, esas compañías por<br />

contrato con médicos del ámbito privado recolectaban la<br />

información sobre los pacientes en sus oficinas conforme<br />

a las instrucciones de la compañía farmacéutica. Los médicos<br />

no son de suyo investigadores entrenados, así que<br />

simplemente hacen lo que les dicen... o corren el riesgo de<br />

perder sus jugosos contratos con las empresas. <strong>La</strong>s organizaciones<br />

de investigación por contrato, a su vez, sólo rinden<br />

cuentas a las grandes farmacéuticas. Esto quiere decir que<br />

las compañías farmacéuticas tienen el control casi absoluto<br />

sobre los estudios.<br />

Los centros académicos médicos lamentaron perder los<br />

contratos de las compañías farmacéuticas, a pesar de que<br />

constituían sólo una pequeña parte de sus ingresos en investigación.<br />

Mientras que en 1990 cerca del ochenta por ciento<br />

de los estudios patrocinados por la industria se realizaban<br />

en instituciones académicas, en una década la proporción<br />

( 122 )} LA VERDAD ACERCA DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA<br />

MARCIA ANGELL ( 123 )

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