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la-migrana-002

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Pero desde <strong>la</strong> acción instrumental y sus cienciasempíricas se ocupa también este espacio mítico.El gran ejemplo es precisamente el mito delprogreso y <strong>la</strong> nueva magia de <strong>la</strong> mercancía, elfetichismo mercantil. Al abstraer de <strong>la</strong> muerte,esta acción es ciega en re<strong>la</strong>ción a los problemasde <strong>la</strong> muerte. Siéndolo, promueve <strong>la</strong> muerte,aunque tenga otra apariencia.Pero <strong>la</strong> mortalidad y sus consecuencias soncondición humana. Por tanto, <strong>la</strong> ciencia empíricaes incapaz de respetar <strong>la</strong> conditio humana. Poreso, sus conceptos centrales son imaginacionesmás allá de <strong>la</strong> conditio humana. En este sentidoson utopías, como ocurre en los conceptos de perfección,sin los cuales no se pueden hacer cienciasempíricas: <strong>la</strong> caída libre, <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nicie perfectamentelisa, el movimiento sin fricciones, <strong>la</strong> competenciaperfecta, <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nificación perfecta, <strong>la</strong> institucionalizaciónperfecta etc. Max Weber los l<strong>la</strong>ma tiposideales y destaca su carácter utópico.El espacio mítico es el espacio de <strong>la</strong> reflexiónde esta conditio humana. También los argumentosque justifican <strong>la</strong> abstracción de <strong>la</strong> muerte y <strong>la</strong>negativa al reconocimiento de <strong>la</strong> conditio humanaforman parte de este espacio mítico. Los mitose<strong>la</strong>boran marcos categoriales de un pensamientofrente a <strong>la</strong> contingencia del mundo, es decir, frentea los juicios vida-muerte. No son categorías de<strong>la</strong> racionalidad instrumental, cuyo centro es elprincipio de causalidad y los juicios medio-fin.Los mitos aparecen más allá de <strong>la</strong> razón instrumental,en cuanto <strong>la</strong> irracionalidad de <strong>la</strong> razóninstrumental se hace notar o es notada. Estairracionalidad de lo racionalizado aparece comoamenaza a <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> respuesta e<strong>la</strong>bora los mitoscomo marcos categoriales para el enfrentamientocon estas amenazas. Aparecen tambiénmitos que niegan estas amenazas para <strong>la</strong> vida yque tienen el carácter de mitos sacrificiales quecelebran <strong>la</strong> muerte.En este sentido, el espacio mítico es <strong>la</strong> otracara de <strong>la</strong> acción instrumental. El uno no puedeexistir sin el otro. En él aparecen <strong>la</strong>s argumentacionesmás variadas tanto de afirmación y dereconocimiento de <strong>la</strong> conditio humana comode su negación. Es un espacio, no contiene unargumento único. Pero hace falta discutir cuálpuede ser el criterio de verdad sobre estas argumentaciones.En última instancia este criteriode <strong>la</strong> verdad es práctico: verdad es aquello,con y por lo cual se puede vivir.Así <strong>la</strong> conditio humana es en última instancia<strong>la</strong> muerte o <strong>la</strong> mortalidad, y todo lo que se derivade el<strong>la</strong>. En especial se deriva <strong>la</strong> contingenciadel mundo.La ciencia empírica no <strong>la</strong> puede analizar, sinoque <strong>la</strong> presupone. Esta ciencia presupone <strong>la</strong> causalidadcomo referencia de todo análisis. No obstante,ni <strong>la</strong> muerte ni <strong>la</strong> contingencia tienen causaen el sentido de <strong>la</strong> causalidad de <strong>la</strong>s cienciasempíricas; pero dada <strong>la</strong> contingencia del mundo,tenemos que recurrir a <strong>la</strong> causalidad. La causalidadse impone por el hecho de que el mundo escontingente. Sin contingencia del mundo no haycausalidad. La causalidad es una muleta necesariadebido a <strong>la</strong> contingencia del mundo. Al nopoder conocer el mundo desde su interior, sustituimoseste conocimiento por el supuesto de <strong>la</strong>causalidad. No podemos derivar el principio decausalidad por ciencia empírica alguna, pero sinél no hay ciencia empírica ni tecnología posible.David Hume <strong>la</strong> deriva por un método, que él l<strong>la</strong>ma“inferencia de <strong>la</strong> mente” y Kant por los juiciossintéticos a priori. Pero se trata de argumentosque no pertenecen a <strong>la</strong>s ciencias empíricas, sinoque aparecen desde el espacio mítico, que es <strong>la</strong>otra cara de <strong>la</strong> racionalidad instrumental. La mismacausalidad resulta ser un resultado de <strong>la</strong> contingenciadel mundo y el<strong>la</strong> de <strong>la</strong> muerte (ese es elresultado al cual llega David Hume también). Poreso, también <strong>la</strong> causalidad es conditio humana.NotasCosta Rica, 23 de Julio de 2012.1. Este progreso infinito no es apenas un mito, es además profundamenteilusorio, y hoy se desarrol<strong>la</strong> una gran crisis en su interior.Las amenazas globales de <strong>la</strong> exclusión social, <strong>la</strong> crisis de <strong>la</strong>sre<strong>la</strong>ciones humanas, <strong>la</strong> destrucción ambiental, el calentamientoglobal, etc., que son el subproducto de <strong>la</strong> persecución irrestrictade este mito, han hecho visible su carácter ilusorio. No obstante,el fundamentalismo del mercado reacciona ante esta crisis con <strong>la</strong>misma ceguera y agresividad de siempre.2. “Die Welt des Marketing und der Werbung ist also nicht dieWelt der Zwecke, Bedürfnisse und Rechnungen, sondern dieWelt der Magie, des Totemismus und Fetischismus.” Bolz, Norbert/Bosshart, David: Kult-Marketing. Die neuen Götter desMarktes. Econ. Düsseldorf, 1995: 220. “Dem Kapitalismus gelingtes, die Waren zu unseren Göttern zu erheben.” “Der Warengottist der wahre Gott” Ibid: 248.3. El grabado “El sueño de <strong>la</strong> razón produce monstruos” pertenecee inaugura <strong>la</strong> serie “Los Caprichos”, y fue realizado en 1799por el pintor español Francisco Goya.59

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