84dígenas, una avanzada casi simbólica encargadade llevar <strong>la</strong> noción de patria, a esos confines.Los efectos perversos de <strong>la</strong> Reforma Agraria,pulverizaron <strong>la</strong> legítima conquista social, tananhe<strong>la</strong>da. La degeneración hacia el minifundioprovocó <strong>la</strong> expulsión de un ejército de indígenassin tierra hacia <strong>la</strong>s grandes ciudades, transformando<strong>la</strong>s grandes aldeas en urbes incipientes.La Reforma Agraria no alcanzó a <strong>la</strong> Amazonía,el Oriente y el Chaco. En <strong>la</strong>s dos últimassurgieron formas nuevas de esc<strong>la</strong>vismo, condenandoa hombres y mujeres a oprobioso régimenservil, por inexistentes ‘deudas’ contraídas conel patrón. El viejo sistema esc<strong>la</strong>vista se enseñoreócomo modo de producción.Durante los 12 años, el régimen movimientistaprebendalizó el voto campesino, con el quesus candidatos arrasaron en los recintos electorales.Por otra parte utilizó <strong>la</strong> fuerza social delcampesinado para ap<strong>la</strong>car al sindicalismo minero,creando <strong>la</strong>s milicias campesinas.El golpe de Estado del 4 de noviembre de 1964,impulsado por <strong>la</strong> oligarquía desp<strong>la</strong>zada en 1952,con el apoyo ferviente de los EE.UU. La “RevoluciónRestauradora”, como se <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mó, fue incapazde revertir <strong>la</strong>s conquistas sociales, pero posibilitó<strong>la</strong> erección de una casta militar que administró elEstado. El militarismo impuso en Bolivia una dictaturade derecha que se gobernó –con breves inclinacionesa <strong>la</strong> izquierda y efímeras primaveras democráticas–hasta 1982, destruyendo <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrerarevolucionaria y desestructurando <strong>la</strong>organización sindical del campesinadoreemp<strong>la</strong>zándo<strong>la</strong> por un espuriopacto Militar-Campesino, amenazandousar a los campesinos como fuerzade choque. Caciques mestizos, usurparonel liderazgo campesino, incorporándoseal Congreso en su nombre.Los pueblos indígenas de <strong>la</strong>s tierrasbajas fueron sometidos a nuevoscacicazgos, estatus asumido porlos patrones que incursionaron en <strong>la</strong>política bajo <strong>la</strong> protección de <strong>la</strong>s dictadurasmilitares. Una oligarquía denuevo cuño se formó en el Oriente,el Chaco y <strong>la</strong> Amazonía, convirtiéndoseen <strong>la</strong> base social de <strong>la</strong> dictadura, con el fortalecimientode logias secretas, a manera de los c<strong>la</strong>nesmasones, que impulsaron un desarrollismoultramontano, arrasando a su paso a <strong>la</strong>s comunidadesindígenas, despreciando a los gobiernosde turno a los que calificaron como “centralistas”,exigiendo <strong>la</strong> descentralización del gobierno.El capitalismo de Estado fue sepultado con elDS 21060, destruyendo el Estado del 52 e incorporandoa Bolivia a <strong>la</strong> economía de libre mercado,mundo globalizado en el que Bolivia no podíacompetir. El cierre de <strong>la</strong>s minas y el despidoforzoso de 23.000 mineros marcó el fin de unaEra. Las empresas estratégicas del Estado fueronsubastadas a precios irrisorios.El sindicalismo revolucionario obrero, de cortemarxista, cerró su ciclo como interpe<strong>la</strong>dor delEstado, perdiendo su fuerza transformadora.En <strong>la</strong>s tierras bajas los pueblos indígenas fueronpresa de <strong>la</strong>s ONG’s que rápidamente cooptaronuna dirigencia que no había logrado desarrol<strong>la</strong>runa base programática e ideológica propia.Dos décadas de hegemonía neoliberal fracasaronpor el costo social de <strong>la</strong> reforma, que llevó a <strong>la</strong> mayoríade <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción a niveles de pobreza extrema. La basesocial del régimen –ganaderos y empresarios privados–no dudaron en asociarse con empresas transnacionalesque expoliaban <strong>la</strong>s riquezas naturales dejandomigajas al Tesoro General de <strong>la</strong> Nación, contando conel beneplácito entusiasta de los partidos tradicionales.El mundo indígena, en sus dos vertientes(sindicalismo de corte marxista e indianismo radical),interpe<strong>la</strong>ron al gobierno y a los partidos
sistémicos: desde el trópico los sindicatos cocaleros,enarbo<strong>la</strong>ndo como método de lucha elbloqueo de caminos, que paró en seco al país,debilitando <strong>la</strong> precaria base económica; y desde<strong>la</strong>s tierras bajas, los pueblos indígenas, queprotagonizaron <strong>la</strong> Marcha por <strong>la</strong> Dignidad y elTerritorio.La renovada fuerza social de los pueblos indígenas,se desprendió en una doble estrategia: <strong>la</strong>protesta social y el avance legal. En poco tiempoempezaron a incorporar representantes campesinosal Congreso, y se logró arrancar el reconocimientode los Territorios Comunitarios de Origen.La Federación de Cocaleros del Chapare, diseñóuna visión estratégica que apuntaba a <strong>la</strong> toma delpoder político, para cuyo fin creó el InstrumentoPolítico por <strong>la</strong> Soberanía de los Pueblos, propiciadapor <strong>la</strong> coyuntura política que determinó <strong>la</strong>destrucción del obrerismo militante.Las poderosas bases de <strong>la</strong> Federación de Cocalerosdel Chapare, en alianza histórica con los movimientossociales habían mostrado su fuerza interpe<strong>la</strong>dora,expulsando a <strong>la</strong>s empresas transnacionalesconcesionarias del agua potable, en un episodioque <strong>la</strong> historia registró como “<strong>la</strong> Guerra del agua”,que junto al bloqueo de caminos fue el preámbulopara <strong>la</strong> insurgencia social que rompió los diquesde contención del neoliberalismo, cuyas reformas eintentos de descentralización administrativa, más elreconocimiento simbólico del carácter plurinacionalde Bolivia, en <strong>la</strong> Constitución de 1994, fueron insuficientespara responder a <strong>la</strong>s demandas sociales.Las tensiones sociales llegaron a su cúspide con <strong>la</strong>Guerra del Gas, que determinó <strong>la</strong> expulsión del últimogobierno neoliberal, cuyo principal exponente,el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, renuncióante el Congreso y se refugió, en autoexilio, en Miami,Estados Unidos.La fuerza social de los movimientos indígenas y<strong>la</strong>s organizaciones sociales, impusieron <strong>la</strong> Agenda deOctubre, con <strong>la</strong> convocatoria a una Asamblea Constituyentey <strong>la</strong> nacionalización de los hidrocarburos.Una histórica Asamblea Constituyente originaria,refundó el país creando el Estado Plurinacionalcon Autonomías, que reconoce de maneraexpresa <strong>la</strong> existencia de 36 nacionalidades indígenas,con presencia real y efectiva en los cuatroórganos de poder el Estado, garantizando <strong>la</strong>equidad de género y <strong>la</strong> inclusión social, Estadoque se levanta sobre <strong>la</strong> base de <strong>la</strong> redistribucióndel excedente, con resultados sorprendentes quehan llevado a Bolivia, desde <strong>la</strong> oprobiosa franja de“países atrasados” a <strong>la</strong> de “países de crecimientomedio”.Las fuerzas sociales y el papel protagónico delos pueblos indígenas han posibilitado <strong>la</strong> eleccióndel primer presidente indígena de Bolivia, EvoMorales Ayma.Bibliografía y fuentesAranzáes, Nicanor, 1915: Diccionario histórico del Departamentode La Paz. 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