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70guadas para que salgan al descubierto, pero fueapresado en el intento el 27 de abril y ahorcadoestando muy enfermo. Basilio Angulo, era tambiénimportante amanuense de Túpac Katari, aquien acompañó hasta Copacabana, donde escribiódos bandos, en Copacabana y Yunguyo, anombre del líder indígena y de Miguel Bastidas,instando a los indios a <strong>la</strong> rebelión.La mujer no estuvo ausente del mando superior,así lo demuestra el papel notable que desempeñóBartolina Sisa, pero junto a Katari y Sisa,estuvieron también Ascensia Flores (esposa decoronel aymara), Gregoria Apaza, comandante,Agustina Serna (prometida de Miguel Bastidas)y Josefa Anaya, cuidadora de <strong>la</strong> ropa de TupacKatari.Katari dirigió <strong>la</strong>s huestes aymaras apoyadopor Bartolina Sisa, su esposa. Era hija de familiamestiza muy numerosa, a <strong>la</strong> que Katari reconocíacomo Virreina. Se dice de el<strong>la</strong> que fue “cho<strong>la</strong>intrépida y audaz” que comandó íntegramentelos ejércitos indígenas cuando su marido salióal encuentro de Ignacio Flores, y que tenía donde mando incluso sobre Túpac Katari, quien “noemprendía <strong>la</strong> más pequeña acción, sin previaconsulta a el<strong>la</strong>. Asistía a <strong>la</strong>s funciones muy alhajada,tenía su asiento bajo de sitial y todos ledob<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> rodil<strong>la</strong>”, dice de el<strong>la</strong> el notable historiadorNicanor Aranzáes (1915). La vida de losespañoles pendía de su decisión, dictaba órdenesde proscripción o perdón por medio de su secretarioJuan Hinojosa, también mestizo. Capturadael 2 de julio de 1781, fue ahorcada después deun fallo sumario, junto a su secretario.La rebelión aymara fue sofocada con crueldad.Los jefes militares Reseguín y Flores, fueronsanguinarios a <strong>la</strong> hora de <strong>la</strong> verdad. No queríandejar huel<strong>la</strong> de <strong>la</strong> insolencia. Les dolía más que<strong>la</strong> rebelión misma, los deseos íntimos de autodeterminación,de libertad, de gobierno propio delos indios alzados. Las cabezas y los miembrosde aquellos pendieron de <strong>la</strong>s picas, a <strong>la</strong> entradade <strong>la</strong>s ciudades, en el Alto de Lima y el Alto dePotosí, para que sirvieran de escarmiento a lososados que quisieron reynar ellos solos.No obstante, es importante anotar <strong>la</strong> actitudde ilustrados como Ignacio Flores, quien se ganó<strong>la</strong> enemistad de Gálvez y los oidores españoles,cuando propuso reformas de urgencia paraevitar <strong>la</strong> catástrofe: “Acabar con los abusos, <strong>la</strong>supresión de los repartimientos” y una genuinapreocupación “del agotamiento de los indígenassin tierra”. Como militar, “proyecta un monopoliode <strong>la</strong> coca cuya renta permitiría mantenertropas permanentemente”, acota Marie DanieleDemelás. El antiguo comandante y luego Presidentede <strong>la</strong> Audiencia de Charcas, cayó en desgraciay murió en prisión. Los oidores nunca leperdonaron su atrevimiento, sobre todo por sucondición de criollo o americano.En 1782 <strong>la</strong> rebelión fue ap<strong>la</strong>stada a sangre yfuego con el ajusticiamiento de los líderes guerrerosaymaras y quechuas como Túpac Amaru(José Gabriel Condorcanqui), Túpac Katari (JuliánApaza) y Dámaso Katari. La misma suertecorrieron <strong>la</strong>s bravas mujeres guerrilleras, BartolinaSisa (La Virreina) y Micae<strong>la</strong> Bastidas. El coro<strong>la</strong>riode <strong>la</strong> sublevación continuó en el altip<strong>la</strong>noaymara <strong>la</strong>custre, hasta 1783, cuando los últimoscaudillos fueron igualmente destrozados en cuatropartes.Sólo entonces <strong>la</strong> Corona Españo<strong>la</strong> logró poneren vigencia <strong>la</strong> Real Ordenanza para el Régimende Intendencias y Ejército en sus colonias. Elideal de reynar solos se tradujo desde entoncesen una estrategia de resistencia que superó <strong>la</strong> eracolonial, pervivió durante <strong>la</strong> vieja república y seproyecta a <strong>la</strong> actualidad con identidad propia.La segregación racial, base del estado imperialespañolEl temor a “<strong>la</strong> indiada” fue una constante desde<strong>la</strong> época más antigua, es decir desde <strong>la</strong> invasiónespaño<strong>la</strong>. Su primera expresión formal fue <strong>la</strong> creaciónde “pueblos de indios” en <strong>la</strong>s ciudades colonialesfundadas para consolidar cabezas de puentey avanzadas colonialistas. Son <strong>la</strong>s raíces del racismoprohijadas durante <strong>la</strong> invasión y conquista. Alimp<strong>la</strong>ntarse <strong>la</strong> Colonia, <strong>la</strong> administración hispanacuidó reg<strong>la</strong>mentar <strong>la</strong> vida social, política y económicade los pueblos indígenas, desde el ‘status jurídicode raza’, como afirma F. Santos, generandoun modelo paternalista y encubridor de <strong>la</strong> explotaciónreal, al sujetar a los indígenas a <strong>la</strong> condiciónde personas ‘miserables’, estructurando a partir deello un mecanismo de ‘miserabilidad’ como instrumentode mediación para el sometimiento de <strong>la</strong>sociedad indígena. Tema crucial para España que

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