manera afrontan significativamente su carácter “alternativo”. Su estrategiade construcción y crecimiento se sustenta en tres elementos clave que se convierten,a su vez, en su razón de ser:Por un lado, en primer lugar, fijan el problema de la injusticia en la injusticiaestructural e impulsan un modelo de justicia como solidaridad. Lo quelas finanzas éticas promueven en su sentido más radical es una vinculacióndirecta de los comportamientos solidarios de las personas, en un modelo deintermediación social de valores, solidaridad e inclusión social, articulados através de redes de ciudadanía. Las finanzas éticas puedes ser consideradas deesta manera como una estructura para la realización de la justicia en el ámbitode la intermediación financiera que permite, a través de la solidaridad y de lapromoción de procesos de co-responsabilización individual y colectiva, generarmarcos de relación económica no excluyentes.El mercado favorece distribuciones profunda e injustamente desigualitarias,lo cual provoca que el criterio de distribución en la esfera económica sea “quese lo lleve el que tiene dinero” (Ovejero, 2008:115). Sin embargo, las finanzas éticas,al resaltar el carácter esencial del derecho al crédito en la intermediaciónfinanciera, centran (y devuelven) la mirada al sentido básico de la función bancaria,que no es otro que la conexión de ahorro y crédito. Comprometidas conel reconocimiento efectivo del derecho al crédito, los criterios para concederfinanciación de las finanzas éticas son fundamentalmente regenerativos. Nose trata tan solo de evitar que la actividad financiera dañe la economía real consus prácticas especulativas o que se eviten ciertas actividades generadoras deinjusticia o desequilibrios medioambientales. Las finanzas éticas asumen que,en nuestras sociedades actuales, no se puede plantear un modelo alternativode actividad económica que no tenga en cuenta la vulnerabilidad, la fragilidad,la desprotección, o la exclusión que, de hecho, existen. Su compromiso por unadistribución no excluyente y equitativa de las libertades de las personas, seconvierte en un primer eje para fundamentar su defensa del derecho al crédito,entendido como un derecho-garantía; es decir, como un derecho que posibilitao garantiza otros derechos, lo que le impulsa a poner en marcha otros circuitosde intermediación que hagan posible ese reconocimiento. Por eso las finanzaséticas son mucho más que una alternativa frente a la especulación. Son una alternativaque afronta decididamente la urgencia real de resolver esas situacionesde injusticia desde el comienzo mismo de la actividad. Por eso hablamosde intermediación financiera al servicio de la justicia y por eso es prioritariala atención a las personas y colectivos que necesitan crédito y para las que ésteestá vedado.Las finanzas éticasson mucho más queuna alternativa frentea la especulación. Sonuna alternativa queafronta decididamentela urgencia realde resolver esassituaciones deinjusticia desde elcomienzo mismo de laactividad.Por otro lado, en segundo lugar, facilita procesos de responsabilización vinculadosa lo político. Una idea de responsabilidad basada en la obligación resultainsuficiente para atender las injusticias estructurales que se producen en el ámbitofinanciero. Estas reclaman un tipo de responsabilidad política basada en lo146_Finanzas y Desigualdades de Género
que Young denomina la conexión social: “cuando existen injusticias estructurales,declarar que algunas personas son culpables de realizar acciones injustas noexime de responsabilidad a otras cuyas acciones contribuyen a las consecuencias”(Young, 2011: 117). De esta manera es como las finanzas éticas se constituyencomo espacios que permiten el ejercicio de una responsabilidad compartida,reflexiva, a una ciudadanía que reconoce la dimensión política inherente a sucondición de usuaria de servicios financieros. Lo hace desde la perspectiva deuna responsabilidad en la que la persona tiene poder para al menos tres cosas:i) cuestionar que no son moralmente aceptables las condiciones que definen “lonormal” en el ámbito financiero tradicional y reconocer que tiene poder paracambiar las situaciones injustas; ii) incidir, en tanto consumen productos financieros,en consecuencias que no generen vulnerabilidad para otras personas ypor tanto vincularse en la transformación de los procesos que sí lo hacen; iii)unirse a otras personas para reformar las estructuras, vinculándose en el desarrollode alternativas en la esfera económica.Finalmente, en tercer lugar, ese tipo de responsabilidad, como se ha señalado,es posible principalmente a través de la acción colectiva, entendida como unabase social amplia compuesta por organizaciones y personas implicadas en eldesarrollo de los proyectos de finanzas éticas sobre la base de la autoorganización,la participación y la transparencia. Esta idea es clave para entender elénfasis en cuestiones como la conexión, la proximidad, la interdependencia,etc. que reclaman los procesos de transformación social. Esta solo es posible através de una acción colectiva, de una interactuación por parte de personas yorganizaciones vinculadas a procesos y proyectos de interdependencia comolos que, en este caso, promueve la economía solidaria. Como señala Young,“cuando esto ocurre, y ocurre con relativa escasez, los participantes (…) a menudoson los más sorprendidos por el poder transformador que descubren tener”(Young, 2011: 105).“Cuando existeninjusticiasestructurales, declararque algunas personasson culpables derealizar accionesinjustas no exime deresponsabilidad aotras cuyas accionescontribuyen a lasconsecuencias”Young, 2011: 117.Finanzas y Desigualdades de Género_147
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