ÉTICA PÚBLICA FRENTE A CORRUPCIÓN
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<strong>ÉTICA</strong> <strong>PÚBLICA</strong> <strong>FRENTE</strong> A <strong>CORRUPCIÓN</strong>.<br />
Instrumentos éticos de aplicación práctica<br />
Todo esto con un propósito fundamental: proyectar una imagen<br />
diferente a la que este tipo de trabajo policiaco presenta a la sociedad. En este<br />
contexto, mi disposición de apartarme de las prácticas corruptas del orden<br />
institucional dominante no pasa desapercibida. Se presenta la oportunidad<br />
de toparme con mandos dentro de la corporación que comparten mi corriente<br />
ideológica. Sin mucho preámbulo, se llega a un acuerdo tácito, y me reasignan<br />
a un área de menos riesgo.<br />
Mi nivel de entrada al sistema, primero, desde una posición de<br />
cadete y, después desde la posición de agente de investigación, me brinda<br />
la oportunidad de analizar el orden institucional bajo el cual la policía<br />
judicial trabaja con una perspectiva dual: ideología dominante versus modelo<br />
alternativo. En este sentido, sería ingenuo asumir que la implementación del<br />
modelo Hernán Guajardo es del todo exitoso. Desde mi punto de vista, una<br />
cosa es la academia de formación, donde los estudiantes están hasta cierto<br />
punto blindados de las prácticas corruptas que el campo de trabajo ofrece. Otra<br />
cosa es el efecto que deja el momento en que los estudiantes se incorporan<br />
totalmente a sus funciones de trabajo, donde los nuevos agentes están expuestos<br />
directamente a los malos hábitos de trabajo de otros policías judiciales– e.g.<br />
mordida, extorsión, robo, etc.<br />
Históricamente, la reputación de la policía judicial del estado ha<br />
estado asociada a hechos de corrupción, extorsión, robo, violaciones a los<br />
derechos humanos, desapariciones, tortura, y asesinato, entre otros más abusos<br />
documentados por periódicos de circulación diaria –e.g. El Norte, El Porvenir,<br />
etc. Ya adentro de la corporación me doy cuenta que un numeroso grupo de<br />
agentes y mandos operativos sostienen y reproducen este tipo de prácticas.<br />
Para llevarlas a cabo, y cumplir con sus funciones de trabajo sin una rendición<br />
de cuentas formal, estas personas se protegen a través de una especie de<br />
“cuatismo” o “compadrazgo” informal. Las opciones que la institución ofrece<br />
a los recién agentes graduados son muy limitadas. La primera de una forma<br />
coloquial es ir a la “calle”. Se entiende como el trabajo operativo de investigación<br />
asignado por el comandante a cargo. Esto implica que la mayor parte de las<br />
tareas investigativas se llevan a cabo con un compañero. Si el compañero tiene<br />
años trabajando en la calle hay una gran probabilidad que su conducta ya esté<br />
“amañada”, es decir, corrupta. El trabajo que se desempeña en el turno laboral<br />
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