ÉTICA PÚBLICA FRENTE A CORRUPCIÓN
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<strong>ÉTICA</strong> <strong>PÚBLICA</strong> <strong>FRENTE</strong> A <strong>CORRUPCIÓN</strong>.<br />
Instrumentos éticos de aplicación práctica<br />
que sólo podían dejar la cárcel al cumplirse el plazo de dos semanas o antes,<br />
si luego de solicitarla, obtenían su “libertad condicional” (lo cual acarreaba la<br />
renuncia a su paga), que debían hacer del conocimiento de los guardias cualquier<br />
incumplimiento de las normas por parte de alguno de sus compañeros, y que la<br />
no observancia de dichas disposiciones podía ser motivo de castigo.<br />
Lo que se observó en el transcurso del experimento fue un abanico de<br />
conductas que aun hoy continúan impresionando a académicos y al público en<br />
general (Zimbardo, 2008: 271-316). Entre las cosas que más impacto causaron fue<br />
la rapidez con la que ambos grupos se apropiaron de sus roles respectivos. En<br />
pocos días, sus vidas se habían reducido a lo que experimentaban como guardias<br />
o reclusos en la situación “total” en la que se encontraban. En este sentido, y<br />
gracias a la vaguedad de las instrucciones que les fueron dadas, al insuficiente<br />
monitoreo de parte de Zimbardo, así como a la discrecionalidad subyacente al<br />
conjunto de reglas que impusieron a los reclusos, los guardias se entregaron de<br />
formas cada vez más creativas y sádicas a la imposición de castigos humillantes<br />
y abusivos so pretexto de mantener el orden. Estos incluían actividades físicas<br />
(lagartijas, sentadillas, etc.), la interrupción del ciclo de sueño, el aislamiento<br />
del resto del grupo, hacer de todo un privilegio dispensado a capricho, quitar<br />
el colchón de las camas, obligar a que se durmiera en el piso, la división del<br />
grupo en “buenos” (que se subordinan en todo momento) y “malos” (que<br />
no quieren aceptar la autoridad y que incitan al desorden), castigar a todos<br />
por culpa de alguna de las acciones o actitudes de los “malos”, provocando<br />
con ello la desunión, el decaimiento del ánimo y la complicidad progresiva<br />
con los guardias para quebrar el espíritu de los “rijosos”, etc. Sin embargo,<br />
luego de un intento de amotinamiento y para contener el incipiente aire de<br />
rebelión que flotó en los primeros días, a las prácticas anteriores se adicionaron<br />
humillaciones sexuales tales como la simulación de actos de sodomía. Por su<br />
parte, luego del intento de insurrección que tuvo lugar en el segundo día del<br />
experimento (en el que los reclusos se atrincheraron en sus celdas poniendo<br />
sus camas contra las puertas) y de la forma tan brutal –aunque no física- en que<br />
fue sofocado, los reclusos paulatinamente adoptaron una actitud pasiva, de<br />
depresión, de acatamiento total y de indefensión aprendida (sobre todo luego<br />
de que entendieron que hicieran lo que hicieran, serían castigados en mayor o<br />
menor grado), al punto incluso de preferir que un compañero fuese aislado del<br />
resto en una celda reducida y a oscuras con tal de que no les fuese retirado el<br />
derecho a la cena de aquella noche.<br />
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