ÉTICA PÚBLICA FRENTE A CORRUPCIÓN
1nqGXzp
1nqGXzp
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>ÉTICA</strong> <strong>PÚBLICA</strong> <strong>FRENTE</strong> A <strong>CORRUPCIÓN</strong>.<br />
Instrumentos éticos de aplicación práctica<br />
que el catálogo de virtudes que exponen en su web resulta un tanto ecléctico.<br />
Así se mencionan entre las virtudes: la afabilidad, la alegría, la fortaleza, la<br />
justicia, la veracidad, etc.; pero también la fe, la esperanza, y similares, siendo<br />
que ésas son virtudes más religiosas que cívicas. Pese al eclecticismo de la web,<br />
resulta un recurso a tener presente para la posibilidad de formar éticamente<br />
mediante el cine.<br />
El cine, el buen cine –aquel que, según S. Cavell (2008), soporta la<br />
crítica en base a las obras clásicas- puede ser una buena base para prácticas<br />
consonantes con lo que Foucault llamaba “el cuidado de sí” (Cavell 1994a,<br />
1994b). 17 Potencia este cine la sabiduría moral, siempre que entendamos que “el<br />
sabio en nosotros es el que queda después de todos nuestros posicionamientos<br />
sociales” (Cavell, 2008: 99). El cine es una herramienta ética en tanto permite<br />
interiorizar virtudes y valores, pero también asiste a la formación del juicio.<br />
Si asumimos las ideas de Peirce (Barrena, 2007), no nos resultará complicado<br />
entender la íntima relación entre el ámbito de la creación artística –que para<br />
los antiguos pertenece al registro de la “poíesis” (de donde deriva “poética”)- y<br />
la ética –registro de la “praxis”, acción-. Peirce entendía la Ética como el estudio<br />
del autocontrol en el ámbito de la acción. Un autocontrol que supone formar<br />
hábitos, potenciar el esfuerzo de la voluntad y la consciencia sobre las acciones,<br />
para posibilitar que éstas se produzcan tras un proceso de deliberación, de<br />
voluntariedad y de crítica reflexiva. El autocontrol exige comparar modelos<br />
de acción (y pasión), deliberar acerca de cómo actuar en el futuro, formar una<br />
resolución y modificar hábitos cara a fortalecer la deliberación. En todo ello, en<br />
especial en lo tocante a los modelos, el cine resulta de mucha pregnancia. Es capaz<br />
de generar catexias respecto a los personajes como ninguna otra discursividad<br />
17<br />
Si partimos del supuesto de que la libertad, con todas las problemáticas que ella comporta es el fundamento de la<br />
ética –al ser la “base” sobre la que la persona humana adquiere su máxima singuralidad, podemos entender que<br />
la libertad está en estrecha vinculación a las cuestiones relativas al ser, al hacer y al modo en que nos percibimos<br />
como sujetos. En su obra final –a partir del tercer tomo de la Historia de la sexualidad-, M. Foucault indaga en<br />
las prácticas del cuidado de sí (la “epimeleia seauton”) de las éticas antiguas (griega y romana), previas al “poder<br />
pastoral” impulsado por la Iglesia. Su indagación no tiene por objetivo la pretensión de “volver a los clásicos”, al<br />
modo como Heidegger pensaba que era preciso regresar a los orígenes del pensar (presocrático). Sino más bien<br />
mostrar que existen alternativas a los modos de subjetivación que la “época postmoderna” pone en crisis. En crisis<br />
ya los modos de subjetivación modernos y premodernos, que asocian la ética a la religión, al estado, al partido,<br />
etc., emerge la exigencia de construir la individualidad siguiendo los cauces de una “estética de la existencia”.<br />
Subjetivar sobre la pretensión de un nuevo ethos, un nuevo modo de ser y existir, resistente a las formas de poder<br />
imperantes y que apunte a procesos de liberación crecientes.<br />
178