ÉTICA PÚBLICA FRENTE A CORRUPCIÓN
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Policía Investigadora: El Modelo Hernán Guajardo<br />
Juan José Bustamante Campos<br />
es responsabilidad de los dos. Por lo tanto, las acciones que tome una persona<br />
repercuten en la otra en base a un entendimiento tácito de mutua conducta.<br />
La segunda es estar asignado a un puesto de tipo administrativo, ya sea en la<br />
barandilla, denuncias, o cualquier otro lugar que no implique salir a la calle.<br />
La tercera opción es estar confinado al departamento de radio, o en su caso a<br />
cualquier tipo de asignación oficial relacionada a la protección de funcionarios,<br />
jueces, testigos, figuras públicas, etc.<br />
Paradójicamente, aun cuando la opción de ir a la calle se entiende<br />
como la posición de mayor capacidad y prestigio, se considera asimismo un<br />
puesto que sitúa a los nuevos agentes en un estado de alta vulnerabilidad<br />
y peligrosidad. Por consiguiente, la mayoría de los recién egresados de la<br />
academia, incluyendo mi persona, deseamos y esperamos ser colocados en<br />
actividades de índole operativas. La mayoría entendemos el riesgo y el peligro<br />
que envuelve trabajar en la “calle”, sin embargo, muy pocos queremos estar<br />
atados a trabajo de escritorio.<br />
Se llega el día de mi asignación. Un puesto de agente operativo (ver<br />
ilustración 2). La gran oportunidad de trabajar en la calle (ver ilustración 3). Me<br />
reporto con el comandante, y después de una breve plática me presenta con mi<br />
compañero de trabajo, y me deja saber qué tipo de trabajo voy a desempeñar. Lo<br />
más difícil de salir a la calle con una persona de experiencia es el manejo que se<br />
le da a las situaciones incómodas. Hay una gran presión para callar y ver. Todo<br />
esto se arguye bajo la idea de que ante los ojos de mi compañero, sigo siendo<br />
considerado un aprendiz. Se llega el momento en que me rehuso a seguir esa<br />
práctica, y alzo mi voz en los momentos que estoy en desacuerdo. Por ejemplo,<br />
mi pareja se desaparece por momentos. En un corto período de tiempo regresa<br />
con dinero y algunas cosas en especie. Me dice que hay que compartir en partes<br />
iguales tanto el dinero como las cosas. Le digo abiertamente que rechazo la<br />
propuesta. Me observa con una mirada profunda, y me dice: “sabes que aquí<br />
las cosas no se hacen así. Somos compañeros y compartimos todo.” Le digo<br />
múltiples veces que yo en lo particular no hago las cosas así. Pasan semanas, y<br />
me resisto a la idea de ceder. Se corre la voz por toda la corporación de mi modo<br />
de actuar y trabajar en la calle. A los ojos de mis pares, no soy una persona de<br />
confiar. Muy pocos quieren trabajar conmigo. Unos sospechan de mi lealtad a<br />
la forma en que se trabaja aquí. Otros de plano temen que los denuncie.<br />
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