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AMNISTÍA INTERNACIONAL

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SEGURIDAD Y MEDIDAS<br />

ANTITERRORISTAS<br />

Como ya venían haciendo, las autoridades<br />

lograron que se devolviera al país —mediante<br />

procedimientos de extradición o de otro tipo<br />

— a numerosos ciudadanos y ciudadanas<br />

uzbekos a quienes consideraban<br />

sospechosos de actividad delictiva o<br />

calificaban de opositores o de amenaza para<br />

la seguridad nacional.<br />

Devoluciones<br />

En octubre, las autoridades manifestaron<br />

que, entre enero de 2015 y julio de 2016,<br />

habían logrado que se devolviera a<br />

Uzbekistán a 542 personas.<br />

El gobierno ofrecía garantías a las<br />

autoridades de los Estados emisores,<br />

afirmando que observadores y diplomáticos<br />

independientes tendrían acceso libre y en<br />

condiciones de confidencialidad a las<br />

personas extraditadas y que éstas tendrían<br />

un juicio justo; en realidad, el acceso fue<br />

limitado. En algunos casos, transcurrió hasta<br />

un año hasta que a los diplomáticos se les<br />

concedió permiso para ver a un detenido o<br />

un preso, y por lo general en esas visitas iban<br />

acompañados de funcionarios, lo que<br />

imposibilitaba la confidencialidad de las<br />

conversaciones.<br />

Los funcionarios del Servicio de Seguridad<br />

Nacional mantuvieron la práctica de las<br />

entregas secretas (secuestrando a personas<br />

reclamadas) desde países extranjeros. En<br />

Rusia, los servicios locales de seguridad eran<br />

cómplices de esa práctica en las escasas<br />

ocasiones en las que las autoridades rusas<br />

rechazaban las peticiones de extradición.<br />

Las personas secuestradas o devueltas a<br />

Uzbekistán eran sometidas a detención<br />

incomunicada —a menudo en lugares cuya<br />

ubicación no se daba a conocer—, y se las<br />

sometía a tortura y otros malos tratos con el<br />

fin de obligarlas a “confesar” o inculpar a<br />

otras personas. En muchos casos, las fuerzas<br />

de seguridad presionaban a los familiares<br />

para que no buscasen el respaldo de<br />

organizaciones de derechos humanos y no<br />

presentaran denuncias de presuntas<br />

violaciones de derechos humanos.<br />

El 4 de marzo, agentes de inteligencia<br />

rusos aprehendieron al solicitante de asilo<br />

Sarvar Mardiev cuando salía de una cárcel<br />

rusa tras recobrar la libertad y se lo llevaron<br />

en un vehículo. No se conoció su paradero<br />

hasta que, en octubre, las autoridades<br />

uzbekas confirmaron que Sarvar Mardiev<br />

había sido detenido en Kashkadaria al día<br />

siguiente de quedar libre de su<br />

encarcelamiento en Rusia. Dijeron que se<br />

encontraba detenido en espera de juicio,<br />

acusado de delitos contra el Estado. No se le<br />

permitió contar con asistencia letrada hasta<br />

pasado un mes.<br />

Persecución de familiares<br />

Las autoridades intensificaron la presión<br />

sobre los familiares de personas sospechosas<br />

de haber cometido delitos contra el Estado o<br />

condenadas por haberlos cometido, incluidas<br />

las que trabajaban en otros países o habían<br />

solicitado protección en el extranjero.<br />

Las autoridades recurrieron a la amenaza<br />

de presentar cargos de pertenencia a un<br />

grupo islamista prohibido contra las personas<br />

detenidas para impedir que las familias<br />

revelaran violaciones de derechos humanos y<br />

buscaran ayuda de organizaciones de<br />

derechos humanos en el país o en el<br />

extranjero.<br />

Los comités vecinales de los mahalla<br />

(barrios) siguieron colaborando con las<br />

fuerzas de seguridad y con las autoridades<br />

locales y estatales en la tarea de vigilar<br />

estrechamente a los residentes de su<br />

mahalla para detectar cualquier señal de<br />

actividad o comportamiento considerado<br />

impropio, sospechoso o ilegal. Los comités<br />

vecinales denunciaron públicamente a<br />

residentes y sus familias, y les aplicaron<br />

medidas punitivas.<br />

En febrero, miembros del mahalla donde<br />

vivía la esposa de Aramais Avakian la<br />

informaron de que los residentes habían<br />

decidido expulsarla del barrio junto con sus<br />

hijos por las “acciones de su esposo<br />

terrorista” y porque había concedido<br />

entrevistas a periodistas extranjeros,<br />

458 Informe 2016/17 Amnistía Internacional

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