La sirena varada: Año 1, Número 5

que miraba, sólo para darse cuenta de
que no sabía dónde estaba.
Arrastrándose por el suelo buscó
algo que pudiera usar como torniquete.
Encontró una bolsa de plástico. Estaba
cubierta de una especie de moho negro,
pero no le importo, prefería arriesgarse
a una infección que morir desangrado
en ese asqueroso lugar.
Avanzó unos metros hasta que llegó
a una carretera aledaña al lugar en
donde unos segundos antes había estado
capturado, miró hacia los lados
de esta y vio un par de luces blancas.
Estaba a punto de morir, así que se
encomendó a Dios y rogó no fuese alguno
de sus captores quien condujera
el vehículo; y además que fuera un
buen samaritano lo bastante estúpido
como para subir a un hombre desnudo
y mutilado a mitad de una carretera de
madrugada. Sus oraciones debieron
haber sido escuchadas pues el pobre
tipo quedó demasiado impresionado
como para preguntarle algo, sólo le
abrió la puerta, esperó a que subiera y
aceleró. En el momento en que Billy vio
que su plan de escape había funcionado
su fuerza se esfumó y perdió la conciencia
en el asiento.
Despertó en una cama de hospital,
con el muñón correctamente suturado,
su sangre de nuevo en niveles normales,
y lo más importante, dos de sus
hombres protegiendo la entrada de la
habitación, a salvo
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