La sirena varada: Año 1, Número 5
El quinto número de La sirena varada: Revista literaria.
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éramos de la misma clase social y la unión<br />
de nuestros apellidos significaría una alianza<br />
importante, pero eso no nos importaba<br />
a Sarah y a mí, solo queríamos compartir<br />
cada momento que nos quedara, todo iba<br />
de acuerdo a la ley de Dios, hasta que Gracia<br />
fue invadida por una colonia de gitanos.<br />
Al parecer recorrían ciudad por ciudad<br />
apoderándose de lo que podían, no eran<br />
guerreros, ni violentos, solo llegaban a<br />
poner sus mercados, se hacían con una<br />
casa y un local y dejaban una familia<br />
ahí, el resto se movía de ciudad, al parecer<br />
buscaban crear una red de negocios<br />
para generar un flujo residual de dinero,<br />
el problema es que nuestras culturas<br />
no son precisamente afines y entonces<br />
todos en el templo empezaron a perder<br />
la cabeza, los ortodoxos que eran casi<br />
todos, hablaban de sacarlos de Gracia<br />
por la fuerza si era necesario, tengo que<br />
admitir que incluso yo apoyaba esa idea.<br />
Una persona dentro del templo se<br />
paró frente a todos, les hablo del amor<br />
de Dios y de cómo debíamos de aceptar<br />
a los foráneos como parte de nuestra<br />
comunidad, nos recordó cuando<br />
los judíos fuimos perseguidos por el<br />
faraón por el pueblo egipcio, nos recordó<br />
también que el ser el pueblo elegido<br />
por dios, nos daba la obligación de<br />
servir al prójimo, muchos cambiaron<br />
de opinión, aunque la mayoría a regañadientes<br />
y con sus reservas.<br />
—¿Fue Sarah, cierto?<br />
Amiel la miró sorprendido, no sabía<br />
en qué momento o cual fue la palabra<br />
que lo había hecho deducirlo, pero la<br />
niña estaba en lo correcto<br />
—Sí, fue ella, mi amor por ella me hizo<br />
pararme a su lado frente a todos y secundar<br />
su pensamiento sin importar que en<br />
el fondo no estaba de acuerdo, la gente<br />
de la iglesia en una especie de “venganza”<br />
reunieron un concilio y nos mandaron<br />
a buscar a su líder para acordar una<br />
reunión donde dialogar los términos de<br />
una tregua o más bien, un acuerdo.<br />
—Fue bastante sencillo localizar a<br />
Kavi, el patriarca de la colonia quien inmediatamente<br />
aceptó, dejando a Bavo<br />
su hijo mayor a cargo de cualquier situación<br />
y con la condición de que nos<br />
quedáramos en calidad de “invitados”<br />
mientras él se reunía a acordar los términos,<br />
para mayor seguridad, a pesar<br />
de mis muchas negativas Sarah acepto<br />
con toda la confianza que cabía en ella.<br />
—Por lo que veo tu novia tenía un gran corazón,<br />
además de hermosos sentimientos.<br />
Los ojos de Amiel se llenaron de lágrimas<br />
nuevamente y continúo.<br />
—Ojalá hubiéramos sabido lo que estaba<br />
por venir, ojalá hubiera confiado<br />
en mis instintos, debimos huir, jamás<br />
debí apoyarla en esa locura.<br />
—Bavo nos ofreció una taza de té de frutillas,<br />
mi desconfianza me hizo no aceptar<br />
pero nuevamente, Sarah la tomó sin reparos,<br />
la imagen de Kavi susurrando algo a su<br />
hijo antes de irse no me dejaba en paz, así<br />
que opté por abrir bien los ojos y estar alerta.<br />
Al paso de una hora y mientras Bavo<br />
nos contaba sobres sus viajes por el<br />
continente note que algo cambiaba en<br />
Sarah, sus parpados parecían muy pesados,<br />
pero no se cerraban, sin embargo<br />
sus brazos caían a sus costados sin respuesta,<br />
fue ahí que sospeche aún más,<br />
me levanté para reanimarla pero en<br />
cuanto le di la espalda a Bavo sentí un<br />
golpe en la nuca y perdí el conocimiento.<br />
—¿Los gitanos los lastimaron aun<br />
después de que ustedes los ayudaron?<br />
Sus ojos fueron cubiertos por una<br />
sombra, su voz se transformó, pero<br />
aun así, siguió, lo que estaba por revelar,<br />
sería algo muy fuerte para una niña,<br />
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