La sirena varada: Año 1, Número 5

Un tren hacia ninguna parte se detuvo
en medio de la nada; era un prado tan
verdoso que parecía una mentira, algo
que no habría de suceder jamás; pero
que estaba ahí.
Se detuvo por que alguien quiso bajar
para existir en ese lugar tan irreal, sacado
de la fantasía al mundo de verdad.
Era tan cruel y hermoso que valió la
pena desaparecer después de haber
bajado del vago, ignorando el mensaje
pintado en las paredes del tren que decía:
«Favor de no abrir las puertas del
tren mientras está en marcha».
Jonathan Núñez Flores
A veces en la noche siento su sombra
atormentándome, me vigila por la mirilla
de la puerta y siento su mirada a
través de la ventana, incluso puedo oír
su risa irónica cuando siente mi miedo,
pero así es él…
Burlona e irónica a la vez, sabedora
de mi miedo y regocijo en él, ¡ya olvide
como era mi vida antes de conocerla…!
Llevamos tanto de la mano que su
sangre y mi sangre se mezclaron, que
su dolor es ya mi tormento.
¿Qué quién es?
Se llama conciencia, y a todos alguna
vez nos persigue…
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María de la Paz Valero Uceda