La sirena varada: Año 1, Número 5

que lo tenían –incluso un hombre, añadió.
Más tarde, de sus viajes, su marido
trajo algunos ejemplares exóticos, que
cada visitante quería conocer y pedir
en préstamo.
Como una charada, en las reuniones
del caserón los asistentes jugaban a exponer
las teorías más radicales sobre
el asunto: había quienes decían que el
animalito era un arma, tal vez de una
invasión extraterrestre, o que era en
realidad una semilla, una larva, la fase
inicial de un organismo mayor y más
complejo. Otros, que era un plan del
gobierno para mantener a todos embobados,
acariciando su pequeña mascota
hipnótica, mientras el planeta era
destruido por la codicia de una minoría
canalla. Pero para entonces Julieta ya
había perdido su animalito, y lo buscaba
con desaliento en todos los pliegues
de las cobijas.
Nunca pudo precisar donde lo perdió,
si en la pieza, el estar o el vestidor,
y nunca lo volvió a encontrar. Conforme
la bóveda celeste se acercaba al
solsticio, la desazón devino en angustioso
anhelo, y el recuerdo de lo mara-
22