La sirena varada: Año 1, Número 5

—Así fue en un inicio, sin embargo, a
parte de cambiar su cuerpo, algo cambió
en su mente y dedicó sus habilidades al
crimen. Comenzó a suplantar identidades,
realizando una serie de fraudes.
—¿Cómo pudo desperdiciar su poder?
—Al parecer el destino le cobró su
afrenta, y el precio de haber desarrollado
esto fue la locura. Vayamos a verlo,
para que pueda comprenderlo con sus
propios ojos.
Volvimos al oscuro y sombrío pasillo,
recorrimos las celdas de las mentes
más retorcidas del instituto: un pasillo
lleno de oscuridad que se encontraba
repleto de gritos y rostros pegados a
las puertas, realizando las muecas más
retorcidas jamás concebidas.
Al final del pasillo se encontraba una
celda asilada, dentro de ella había un
cuerpo sometido a una camisa de fuerza
del triple de ancho que las normales,
aquel cuerpo no tenía rostro; solo una
figura amorfa blanca como cabeza.
Nuestros pasos causaron eco en el
recinto y aquella forma pareció voltear
a vernos. De inmediato comenzó a cambiar
a tomar una serie de rostros, uno tras
otro. Todos con cara de desesperación.
—Y he aquí el camaleón buscando
desesperadamente un rostro que hace
años dejó de existir, durante un tiempo
quiso suplantar identidades ya hora el
mismo se ha quedado sin identidad.
Un hombre que ya ni siquiera sabe
quién es.
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