La sirena varada: Año 1, Número 5

Se levantó doña Pepa. Tomó su bata
de baño y se la ciñó. Dio unos pasos y
con algo topó. Se trataba de su marido
Francio, a las tres de la mañana de un
infartó murió. Llantos por doquier se
escucharon hasta el cuerpo sepultar.
Unos pasos hacia el baño la hacían llorar,
la imagen de su marido no se podía
borrar como la mancha en el piso
justo donde murió. No era de sangre, ni
sudor, ni lágrimas se trataba de unas
letras escritas con arañazos. En esto se
resumía: «I love Maritza» Sí, la amante
de don Francio.
Luis Díaz Cardoza
Cuando su tía amenazó con prostituirla,
Fabiola escapó de su casa.
—No podemos dejarla en la calle —le
dijo Eleazar a su esposa. No sabía si fue
porque siempre había querido tener un
tercer hijo o por rescatar a una chica de la
vida horrible que le esperaba en la calle.
—Bienvenida —le dijo lacónicamente,
evitando que su esposa se sintiera
celosa. Pero quedó impresionado por
sus rasgos suaves y mirada penetrante
como de princesa.
Su aprendiz, Alfonso, observaba sin
interés.
Algo los juntó. No lo sabían aún, pero
ellos tres comandarían al mayor ejército
de su tiempo.
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Cosme