01.10.2015 Views

Los muertos no cuentan cuentos

Xd8rOm

Xd8rOm

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

275<br />

Al principio tuvo miedo de ser descubierta por el mo<strong>no</strong>.<br />

Pero lo pensó bien, ¿quién le creería a un mo<strong>no</strong>? Por varios<br />

días <strong>no</strong> volvió a ver a Saska, hasta que una <strong>no</strong>che, m ientras<br />

Jazz p reparaba un poco de chuzo para ambientar la mezcla del<br />

disco de Karmatropophagia, Azul lo vio oculto entre el poste del<br />

teléfo<strong>no</strong>. Ahí estaba, con su ropa de soldado confederado y su<br />

m áscara de muñeca de plástico. Justo cuando quiso mostrárselo<br />

a Jazz, Saska desapareció entre las sombras. Jazz nunca le<br />

dijo nada, malvibre de la heroína, del crack, malviaje de la mota,<br />

del green haze, cualquier cosa, <strong>no</strong> le dio importancia, pero ahí<br />

estaba Saska, desafiante detrás de los mostradores, jineteando<br />

las gotas de lluvia en los vera<strong>no</strong>s, con sus ojos rojos a mitad de<br />

la <strong>no</strong>che persiguiendo el delicado talle de su amada. Si hubiera<br />

podido pronunciar siquiera su <strong>no</strong>mbre: “Azul”; Saska, el mo<strong>no</strong>,<br />

dormiría repitiéndolo como una oración.<br />

La rubia Petrucci se pintaba los labios con un rojo sanguíneo.<br />

El Valiant se conmovía como una vieja bestia por los cami<strong>no</strong>s<br />

de Zinacantepec, oscuros como el orto de un negro en un<br />

blackroom de Donceles. El frío dejaba que se viera el vapor que<br />

exudaban los labios. Apenas olvidaba el labial, la rubia Petrucci<br />

sacaba la escopeta y disparaba al aire: “Para espantar a esos<br />

desechos, mi amor”. La luz del auto partía en dos la oscura<br />

y verdosa atmósfera de la tarde. “Fíjate —comenzó a decir la<br />

rubia—, que me contaron que ahora se meten pasta verde, el<br />

green primo, le dicen, por debajo de los huevos, Chambers. ¿Tú<br />

crees?, es como una pomada que se absorbe por debajo de las<br />

bolas” y se acariciaba los testículos que le brotaban por debajo<br />

de la minifalda como dos duraz<strong>no</strong>s maduros a punto de caer al

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!