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Quizá olvidemos con el tiempo sus nombres o sus rostros, pero jamás<br />
una frase. Aunque la leyenda no siempre corresponda con la verdad. Los<br />
profesores fueron de carne y hueso. La alumna Lucía Teissier (1917-2011)<br />
trae a la memoria a su maestro Rubén Moreira Cobos (1875-1954) en la<br />
siguiente estampa:<br />
Era irónico, hasta sarcástico. Las agarraba al vuelo, como dicen. Recuerdo<br />
una ocasión en clase de Etimologías —Raíces Griegas y Latinas, se llamaba<br />
entonces—. Para cuando el maestro llegaba, las palabras que habían de<br />
estudiarse ese día debían estar escritas en el pizarrón. Siempre había<br />
alguien que lo hacía. “A ver, Menganita, qué tenemos para hoy”, dijo el<br />
maestro luego de pasar lista de presentes. Menganita fue al pizarrón y dijo:<br />
“Tenemos cauda, maestro”. (Cauda, ae, era la voz latina que encabezaba la<br />
lista.) “Tendrás tú, que yo, no”, replicó. Claro, las carcajadas retumbaron en<br />
todo el piso, mientras la chica se ponía como un tomate. El maestro le había<br />
dicho que tenía cola, nada menos. 76<br />
Durante 75 años, la Escuela Normal pudo mantener la mística que le<br />
infundieron sus miembros fundadores. Pero las cosas comenzaron a cambiar<br />
después de que dejó la dirección del plantel el profesor Ramón Garza de<br />
la Rosa (1914-1999), por cierto director de la escuela y mi maestro en la<br />
época en que estudié la Normal. Era un hombre particularmente culto.<br />
Publicó varios libros, entre ellos un tratado filosófico. Dueño de la librería<br />
Excélsior, que sobrevivió durante mucho tiempo por la calle de Aldama<br />
casi a la altura de Manuel Acuña. Quizá el único defecto del profesor<br />
Garza de la Rosa, según algunos de sus malquerientes, era que, pese a su<br />
extensa cultura, el buen maestro seguía una vieja filosofía. Casado en dos<br />
ocasiones con dos mujeres muy hermosas, fue un padre prolífico que tuvo<br />
más de doce hijos.<br />
No olvidemos que los primeros estudiantes de la Normal tuvieron<br />
que viajar a los Estados Unidos para completar sus estudios. Durante la<br />
dirección del profesor Garza de la Rosa se volvió a esta vieja práctica. En<br />
el libro citado de Lucía Teissier se puede encontrar una fotografía de varios<br />
maestros de la Normal que, en el verano de 1970, se fueron a estudiar a la<br />
Universidad de Carolina del Norte.<br />
La mística del magisterio que representan estos maestros y maestras ha<br />
ido desapareciendo con el paso del tiempo. No existen ya esos maestros<br />
que todavía me tocaron y para los cuales su trabajo lo era todo. Ellos no<br />
veían su desempeño en el aula como un mero escalón para ascender a<br />
76 Lucía Teissier de Galindo, Benemérita Escuela Normal de Coahuila 1894-1994, Secretaría de<br />
Educación Pública de Coahuila, Saltillo, 1994, p. 45.<br />
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