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Pancho Coss recibe a las poblanas<br />
No todas las socias del Círculo “María Enriqueta” se dedicaron únicamente<br />
a cultivar el verso. En el caso de Victoria von Versen, quien publicara en<br />
Saltillo el poemario Onyx (1978), cabe destacar la paciencia que tuvo para<br />
escribir un anecdotario como La sonrisa de la historia. Anécdotas de la<br />
Revolución y de la política (1983), cuando —como ella dice— ya casi en las<br />
postrimerías de su existencia fincó sus raíces en Saltillo, donde la autora<br />
recogió en largas charlas las narraciones de Alberto Murguía (padre de<br />
Mercedes, “Nea”, pintora que ayudó a Elena Huerta en la realización del<br />
mural 400 años de historia de Saltillo). Alberto, el hijo menor del general<br />
Francisco Murguía, nació en Sabinas, Coahuila. De niño le tocaron<br />
balaceras, combates y presenciar fusilamientos y ahorcamientos. Conoció<br />
a todos los jefes y oficiales de la División de su padre, a quienes frecuentó<br />
siendo adulto en la Ciudad de México. Así formó Alberto su acopio de<br />
datos.<br />
Para ilustrar lo anterior, consignaré una anécdota, tomada de La sonrisa<br />
de la historia, que nos habla del valiente defensor de Saltillo, el general<br />
Francisco Coss (1880-1961), gobernador de Puebla, en el momento<br />
en que se nos cuenta cómo enfrentó a un grupo de damitas poblanas<br />
preguntonas.<br />
De Coahuila fue también el señor general Francisco Coss, de elevada<br />
estatura, joven, de prestancia norteña, muy de a caballo y muy hombre, era<br />
sin lugar a dudas un tipo de cierto atractivo viril.<br />
Entre sus batallas, ocupa lugar preponderante la toma de la ciudad<br />
de Puebla. Habiendo ocupado esta ciudad, instálase desde luego en el<br />
Palacio de Gobierno, para desde ese lugar, despachar los asuntos que se<br />
presentasen.<br />
Dispuso desde luego que se aplicase un impuesto a todos los ciudadanos<br />
pudientes de la localidad, con el fin de rehacer y restaurar, en forma<br />
inmediata, el erario gubernamental. Para tal efecto tuvo numerosas reuniones<br />
con empresarios, comerciantes, industriales, agricultores, y también<br />
con algunos otros ricos cuyas fortunas eran de una misteriosa procedencia.<br />
Pronto corrió la voz de que era el señor general Coss un tipo accesible<br />
y simpático, así que además de las personas que él citaba para tratar<br />
los asuntos inherentes a la ciudad y a la administración, se presentaban<br />
diferentes ciudadanos o grupos de ellos, con una infinidad de peticiones,<br />
solicitudes y propuestas, algunas de las cuales pudieron ser resueltas en<br />
forma favorable.<br />
Un día se presentó, en solicitud de audiencia, un grupo de ocho damas<br />
de la localidad, las cuales desde luego fueron recibidas por el general Coss.<br />
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