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diecinueve años, don Atenógenes murió, pero la joven “lejos de apesararse<br />

o guardar luto encerrándose”, retomó el negocio de su padre y siguió<br />

viajando a Concha. En uno de esos viajes conoció a Leopoldo, quien se<br />

convertiría en su novio y acabaría quitándole la vida.<br />

“El Polito” (de ahí la confusión que se dio más tarde en el corrido al<br />

llamarle Hipólito) tomó la costumbre de visitar a Rosita los domingos<br />

en Saltillo con tal constancia que entre los conocidos de la joven llegó a<br />

hablarse de una posible boda.<br />

Hagamos una pausa a este resumen del relato de don Óscar por una<br />

importante consideración. ¿Qué le sucede a una joven cuando por<br />

necesidad tiene que viajar constantemente y dedicarse al comercio? De ser<br />

tímida y reservada, como cualquier muchacha de la época, al interactuar<br />

con diferentes tipos de personas y moverse continuamente por diferentes<br />

lugares, no solamente desarrolló un carácter más extrovertido y aumentó<br />

su confianza, se volvió una mujer codiciada.<br />

Al parecer conoció a Leopoldo cuando apenas empezaba a reemplazar a<br />

su padre en esos viajes de comercio. Acaso lo hizo para sentirse protegida<br />

como mujer joven y desamparada que era en ese momento y aceptó la<br />

protección que le brindaba El Polito, quien después de todo era originario<br />

de Concha. Pero al volverse una mujer más conocida e ir fortaleciendo<br />

su carácter con el trato diario a sus clientes y proveedores, no resultó<br />

extraño que comenzara a ver muy poca cosa a Leopoldo y más aún si, en<br />

vista de su propia prosperidad, empezaba a ser cortejada por los hombres<br />

pudientes de la sociedad de Saltillo. Es fácil imaginar que la adolescente<br />

tímida que no se separaba de la sombra de don Atenógenes se volviera<br />

una hembra de recio carácter, completamente dueña de sus encantos y con<br />

todos los recursos de la seducción al alcance de su mano. Sólo de ese modo<br />

se explica que haya incurrido en el desafío de irse a un baile en domingo<br />

a sabiendas de que era el día en que su novio la visitaba.<br />

El corrido por un lado y el texto de don Óscar por el otro no nos dicen<br />

mucho sobre quién era El Polito, pero si vemos un poco el contexto de la<br />

época (fines del siglo XIX) no es difícil sacar algunas deducciones. Antes<br />

del auge de los ferrocarriles, eran comunes las largas caravanas que<br />

atravesaban las principales rutas de comercio del país llevando y trayendo<br />

mercancías. El bandolerismo abundaba y las caravanas tenían que ser<br />

custodiadas por jinetes bien armados, ya sea que los proporcionara la<br />

compañía de diligencias que ofrecía sus servicios a los comerciantes o se<br />

tratara de parientes, amigos o socios de estos mismos comerciantes. Es<br />

fácil deducir que Leopoldo le ofreciera a Rosita al principio sus servicios<br />

como escolta y, en el cotidiano trajín de un pueblo a otro, naciera entre<br />

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