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y dejó sus negocios en manos de Rafael Antonio Martínez de Abal, su<br />

administrador. La leyenda cuenta que diariamente don Juan escuchaba<br />

misa auxiliado por un fraile franciscano que lo ayudaba con sus oraciones<br />

a sobrellevar sus penas. Jamás se le volvió a ver en un acto público. La<br />

hacienda quedó en ruinas y comenzó a correr la voz de que un fraile se<br />

aparecía a la entrada de la capilla de la Purísima Concepción y que llevaba<br />

en sus manos una imagen de Cristo crucificado. Quienes llegaban a ver<br />

la aparición corrían horrorizados al ver que la figura del fraile no tenía<br />

cabeza. 23 Así surgió la leyenda del fantasma de Landín.<br />

Este fantasma sólo se le aparecía a los borrachos, quienes a la hora de<br />

confesarse contaban que se les había aparecido el espectro y, después, para<br />

tratar de combatir el recuerdo de tan espantosa imagen, volvían a agarrar<br />

la jarra y a contar en la mesa de cantina que se les había aparecido el<br />

fantasma de la Capilla de Landín, mientras en la rocola sonaban las notas<br />

de “Amor perdido”. (Ése es otro cantar, aunque se trate de otra Landín:<br />

doña María Luisa.)<br />

La pregunta obligada es por qué sólo a los borrachos se les aparecía<br />

el decapitado. Una posible explicación tal vez esté en el hecho de que,<br />

en el mismo lugar donde estaba la capilla en la hacienda, había existido<br />

una destilería, lo que de manera un tanto sesgada explicaría que se les<br />

apareciera un fantasma sin cabeza a hombres que ya habían perdido la<br />

cabeza por culpa del alcohol y de que cuando la recuperaban a la hora de<br />

la cruda envidiaban al fantasma descabezado que no tenía que soportar la<br />

gigantesca jaqueca de cabeza olmeca que les dejaba la resaca.<br />

La modernidad llegó al barrio donde se encontrara la próspera hacienda<br />

del gallego, la construcción del anillo periférico destruyó parte de los<br />

cimientos de la misma, pero no se pudo evitar que esporádicamente el<br />

fantasma siguiera asustando a los vecinos. 24<br />

José de Jesús Dávila publicó en otro texto la verdad histórica sobre el<br />

comerciante Juan Landín, del cual desaparece el detalle romántico del<br />

dolor del viudo ante la pérdida de su mujer y de su hijo en la epidemia de<br />

cólera que azotó a Saltillo a mediados del siglo XVIII. Después de enviudar,<br />

el hombre guardó luto por la pérdida de su familia, pero se volvió a casar<br />

23 La leyenda de fantasma de Landín fue tomada de Ricardo Dávila (compilador), Leyendas de<br />

Saltillo. Antología, Consejo Editorial del Gobierno del Estado, Saltillo, s/f de edición, pp. 243-<br />

246. Esta antología reúne a los más destacados autores de leyendas saltillenses: José García<br />

Rodríguez, José de Jesús Dávila Aguirre, Froylán Mier Narro, Juan Marino Oyervides, Eduardo<br />

Valverde Prado, Óscar Flores Tapia y Federico González Náñez, aparte del compilador.<br />

24 Informes no muy fidedignos aseguran que las últimas veces que se apareció el fraile llevaba<br />

como cabeza el busto de Julio Torri.<br />

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