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Aunque la historia de Zapalinamé termina, su legado de rebeldía continúa<br />
en la sierra que lleva su nombre. Este intrincado territorio sería a lo largo de<br />
los siglos el refugio de todo rebelde que se alzara y combatiera a la autoridad<br />
establecida: los indios nómadas, los bandoleros, los revolucionarios. Alessio<br />
Robles nos habla de que la serranía de Zapalinamé se hizo famosa por varios<br />
célebres bandoleros, en realidad contrabandistas y abigeos. Un personaje<br />
paradójico de esta galería es don Santiago González, alias el Gringo, que<br />
en la última parte del siglo XIX rondaba con su banda por las sierras de<br />
Galeana y Arteaga, conocido por sus ojos azules y sus cabellos rubios.<br />
Era perseguido lo mismo por la justicia mexicana que por los rangers<br />
norteamericanos. Célebre por su audacia y su astucia, aunque no dejaba<br />
de tener un punto débil: las mujeres.<br />
Santiago González fue ultimado por los rurales (1886) y estos hechos<br />
inspiraron un corrido muy famoso a finales del siglo XIX. Los restos del<br />
Gringo fueron sepultados a la entrada del panteón de San Isidro, en la villa<br />
de Arteaga, para que todo aquel que entrara al cementerio pisara su tumba.<br />
Aunque a nosotros nos parezca ahora una figura mítica o de ficción, hay<br />
que aclarar, en aras de la verdad histórica, que su descendencia ha llegado<br />
hasta nuestros días. Tengo el honor de conocer a un nieto del Gringo.<br />
La figura de Santiago González inspiró una novela ponderada por intelectuales<br />
tan notorios como Vito Alessio Robles.<br />
José Lobatón, en un bello libro, El Gringo, ha novelado maravillosamente<br />
aquellos episodios de la sierra de Zapalinamé, que muchos llaman de<br />
Arteaga, en donde se producen los mejores trigos del mundo y también las<br />
mejores manzanas, como lo atestiguan los bellos valles los Lirios y de Jamé.<br />
En su novela, nos pinta, con gran colorido, la vida de Santiago Rodríguez,<br />
“El Gringo” […] La obra es encantadora. Allí se reproducen muchos modismos<br />
del norte, en que se comen las “elles” es algunas palabras, y en otras,<br />
se ponen innecesariamente. La capital de Coahuila llámanla Saltío y los<br />
aledaños de la misma los designan sus orías; en cambio, a la oficina postal<br />
le llaman corrello. Es una obra que debe leerse. 11<br />
Esta novela recurre a un tópico muy frecuente en la tradición oral: el del<br />
bandido generoso o místico, cuyo antecedente más remoto se encuentra<br />
en la leyenda de Robin Hood o Robin de los Bosques, héroe legendario<br />
inglés de los tiempos de Ricardo Corazón de León, con los matices<br />
nacionales o regionales exigidos en cada caso. Santiago González es un<br />
11 Fragmento tomado de “Gajos de historia”, de Vito Alessio Robles en Excélsior, 10 de mayo<br />
de 1951. En el mismo texto habla de la sierra de Zapalinamé, de abigeos y contrabandistas y<br />
de un boticario raptado por una osa.<br />
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