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costumbre responder a las críticas, haciéndose la reflexión de que si el<br />

trabajo es malo para qué defenderlo y si es bueno para qué defenderlo y,<br />

siendo coherente con esa actitud, el ingeniero no se dedica en efecto a<br />

defender su libro, se dedica eso sí a atacar con una saña espectacular a don<br />

Mardonio Gómez y al licenciado Flores Aguirre, sacándole a este último<br />

los trapitos al sol de su vanidad literaria, de su “erudición barata” y hasta<br />

de sus injustificados cambios de bandos políticos, reprochándole que en<br />

1928 hubiera firmado un manifiesto antirreeleccionista y en el momento<br />

de publicación de la nota fuera un fiel servidor de la administración de<br />

Nazario S. Ortiz Garza, lo cual consideraba Alessio Robles convertía a<br />

Flores Aguirre en un “pastor que ya no persigue a los lobos, sino que pace<br />

con ellos”. Y de veras que don Jesús debe haber aullado al leer las líneas<br />

de esta respuesta.<br />

Yo no imité la conducta que siguió mi censor en la obra “Once Poetas de<br />

Nueva Extremadura”, presentados por Federico Berrueto Ramón y Jesús<br />

Flores Aguirre, en la que los presentantes se auto elogian, llamándose<br />

“valores literarios inéditos”; dan a conocer los lugares y fechas de sus<br />

respectivos nacimientos y los puestos públicos que han ocupado; señalan<br />

sus iconografías y dan a conocer los juicios críticos elogiosos de sus amigos,<br />

entre ellos uno del culto poeta don José García Rodríguez, cuya bondad<br />

es proverbial; lo mismo elogia al licenciado Flores Aguirre que a don<br />

Mardonio Gómez. Sale sobrando la pedante y pedestre censura que me<br />

endereza el licenciado Flores Aguirre, achacándome falsamente que yo<br />

censuré al poeta José T. Viesca por haber acogido una leyenda y agregando<br />

campanudamente que Viesca no estaba obligado a servirnos la verdad<br />

histórica. Sírvase el licenciado Flores Aguirre leer atentamente mi libro y no<br />

encontrará motivo para la censura. Lo que él sostiene, con la cita de erudición<br />

barata del Cantar del Mio Cid, lo sostengo yo también en la página 213 de<br />

mi libro, esto es, que los poetas no están obligados a cantar las cosas como<br />

fueron realmente. Censuré a Portillo, historiador, porque adoptó crédula y<br />

ligeramente la versión de un poeta y censuré a Viesca, no porque cantó una<br />

tradición deformada, sino porque la cantó en malos versos. 53<br />

Don Vito había contendido como candidato a la gubernatura de Coahuila<br />

al mismo tiempo que José Vasconcelos se postulaba como candidato a la<br />

presidencia en contra de Pascual Ortiz Rubio. Vasconcelos fue derrotado<br />

por Ortiz Rubio y don vito por Ortiz Garza. Gracias a los buenos oficios<br />

de Calles, el Jefe Máximo, tanto Vasconcelos como don Vito perdieron las<br />

53 Vito Alessio Robles, “Cómo se ha escrito la Historia de Coahuila. Una crítica mezquina de la<br />

obra Francisco de Urdiñola y el Norte de la Nueva España”, El Ateneo, Revista mensual estudiantil<br />

órgano de la Sociedad Juan Antonio de la Fuente, Año XI, Núm. 88, Saltillo, Coahuila, Septiembre<br />

y Agosto de 1931, p. 24. Hemeroteca del ams. 22 (cs-013-Ed.)<br />

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