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En aquella época el alumbrado público de Saltillo se limitaba a la Plaza<br />
de Armas y a las calles inmediatas, y eso, por dos o tres horas a lo sumo,<br />
mientras se consumían las velas de sebo puestas en los faroles. Más<br />
tarde, todo quedaba en tinieblas, que sin embargo, no incomodaban a los<br />
vecinos honrados, pues nadie salía de casa después de la queda, y menos<br />
en aquellos tiempos de inquietudes y peligros. Y la oscuridad era más<br />
profunda, naturalmente, en las torcidas callejas de los barrios, cruzadas por<br />
los arroyos del Ojo de Agua, de la Tórtola y del Muerto, y en la calle de<br />
los Sauces, donde vivían las mozas del partido. En tales sitios, y a favor de<br />
las sombras, desarrollaba sus tragedias el Rey Dormido. De acuerdo con<br />
amigos de confianza, y empleando el señuelo de mujerzuelas pintadas y<br />
rabicortas, atraía a los yanquis hacia lugares convenidos, y en medio del<br />
amor y del vino, los mataba a puñaladas, los enterraba en las fosas abiertas<br />
de antemano, y él y sus amigos continuaban alegremente la juerga. 81<br />
De ese modo Braulio (o Melitón) Flores mató soldados gringos hasta que fue<br />
capturado, escapó y después fue nuevamente aprehendido por la justicia<br />
mexicana al cometer un homicidio en un pleito de cantina. Hasta aquí su<br />
historia no sería muy diferente de la de muchos juerguistas pendencieros<br />
si no fuera por la original forma como cumplió su condena: plantando y<br />
cuidando los árboles de nuestra Alameda. 82<br />
Corresponde al historiador Carlos Recio Dávila (n. Saltillo, 1961)<br />
descubrir que nuestro saltillense Rey Dormido también tuvo sus andanzas<br />
en Francia, gracias a que la escritora francesa Germaine Boué lo convirtió<br />
en personaje de un relato que publicó en la revista decimonónica Le<br />
Monde lllustré (El Mundo Ilustrado). El texto fue publicado en París, en<br />
1862, cuando las tropas francesas de Napoleón III invadían México para<br />
establecer el imperio de Maximiliano de Absburgo. Recio Dávila, traductor<br />
de la escritora francesa, hizo algunas observaciones sobre el relato y los<br />
distintos tratamientos, posteriores al de Tomás Berlanga en 1922, que el<br />
personaje ha tenido por varios autores saltillenses. 83<br />
81 “El Rey Dormido” en José García Rodríguez, Entre historias y consejas. Anécdotas de la vida<br />
en Saltillo. Editorial Stylo, México, 1949, pp. 69-70.<br />
82 Tomás Berlanga, Monografía histórica de la ciudad de Saltillo, edición del Gobierno del Estado<br />
dedicada por el general D. Arnulfo González al VII Congreso Médico Nacional celebrado en<br />
Saltillo, Imprenta y Litografía Americana, Monterrey, 1922, pp. 131-132.<br />
83 Tomado de “El Rey Dormido, un saltillense en Le Monde Ilustré” (traducción y nota de Carlos<br />
Recio Dávila de una serie de cuatro entregas del relato de Germaine Boué publicado en París el<br />
6 de diciembre de 1862) Gazeta del Saltillo, Órgano de difusión del Archivo Municipal de Saltillo,<br />
Año IX, Núm. 2, Nueva época, Febrero de 2007, primera entrega de una serie de cuatro.<br />
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