LA NUEVA EN LOS SACRAMENTOS
LA NUEVA EN LOS SACRAMENTOS
LA NUEVA EN LOS SACRAMENTOS
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
MISTERIO DE FE<br />
Dijo Jesús: «Yo bien sé que andáis tras de mí no tanto por<br />
haber visto las señales, como por haberos sentido hartos con el<br />
pan que comisteis. Trabajad no por el alimento perecedero sino<br />
por el alimento perdurable que es el alimento de la vida eterna.<br />
Éste es el alimento que puede concederos el Hijo del hombre,<br />
pues sobre él ha puesto el Padre el sello de su autoridad.» Ellos<br />
preguntaron: «Entonces, ¿qué hemos de hacer para trabajar en<br />
las obras de Dios?» «La obra de Dios, respondió Jesús, es que<br />
creáis en el enviado por Dios.» «Y, ¿qué señal nos das tú, añadieron<br />
ellos, para que nosotros veamos y te creamos? ¿Qué has<br />
hecho tú? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según<br />
dice la Escritura: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús respondió:<br />
«No, la verdad es ésta: no fue Moisés quien les dio pan<br />
del cielo; es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo;<br />
pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da<br />
la vida al mundo.» Ellos contestaron: «Señor, danos siempre de<br />
ese pan.» Y Jesús: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, no<br />
tendrá más hambre; y el que cree en mí ya no tendrá más sed.<br />
Pero ya os lo he dicho: vosotros, aunque me veis, no creéis. Todos<br />
los que el Padre me da, vienen a mí; y al que venga, a mí, yo no<br />
lo echaré fuera. Yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,<br />
sino la voluntad del que me envió. Y ésta es la voluntad del<br />
que me envió: que ninguno de los que £1 me dio se pierda,<br />
sino que los resucite a todos en el último día. Pues la voluntad<br />
Misterio de fe 171<br />
del Padre es que todos los que ven al Hijo y creen en Él, tengan<br />
vida eterna, y que yo los resucite el último día» (Jn 6, 26-40).<br />
Las maravillosas palabras de Jesús sobre la fe en Él, Hijo de<br />
Dios aparecido entre nosotros en forma visible, precedieron a la<br />
promesa de la eucaristía. Pero existe entre la fe y la eucaristía una<br />
estrechísima relación: la fe nos da la vida, e igualmente del misterio<br />
de la eucaristía recibimos la vida. El sacramento del cuerpo de Cristo<br />
es el «misterio de la fe» para todos los que en el bautismo recibieron<br />
solemnemente la fe. En el corazón mismo de la santa misa lo<br />
afirma el sacerdote: mysterium fidei (misterio de fe).<br />
La «nueva y eterna alianza» se convierte por medio de la eucaristía<br />
en presencia actualísima del misterio de la fe. Toda la comunidad<br />
celebrante y cada uno de sus miembros escucha la consoladora<br />
promesa: «Yo soy tu salvación.» Por medio de este signo<br />
eficaz y visible de la nueva alianza, que es la eucaristía, recibe el<br />
creyente la seguridad de su pertenencia al pueblo de Dios y pbr<br />
tanto de su salvación. Sólo se le exige como condición que reciba<br />
ese amor del Señor que se le ofrece por la fe y responda a él con<br />
auténtica fe: «En el corazón nace la fe que justifica. Con la boca<br />
se confiesa esa fe para alcanzar la salvación» (Rom 10, 10).<br />
En la eucaristía confiesa la Iglesia su fe. Más que en la misma<br />
predicación considerada aisladamente, el Kerygma fidei, esto es, la<br />
solemne y entusiástica proclamación de los misterios de la fe, consistiría<br />
en la celebración sacramental y muy particularmente en la<br />
celebración del sacrificio eucarístico que es el centro de todos los<br />
sacramentos. Mysterium fidei vendría, pues, a decir concretamente:<br />
la eucaristía es el rito central de la fe; es la celebración en que se<br />
confiesa, despierta y difunde la fe.<br />
Entre fe y sacramento existe una íntima cohesión que no se<br />
puede romper. Los sacramentos están en el polo opuesto de la magia.<br />
En los sacramentos y mediante los sacramentos pronuncia Dios<br />
la palabra eficaz de su amor. Pero ¿qué es una palabra que no es<br />
recibida por el interpelado? ¿Qué sentido tiene una palabra a la cual<br />
se cierra incluso aquel a quien se dirige? La palabra sacramental de<br />
Dios despierta la fe, le da hondura y la inflama por medio del amor<br />
que en los sacramentos Dios nos manifiesta. En esto consiste el sentido<br />
kerigmático de los sacramentos.