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Magdalena Medio Santandereano - Movimiento de Víctimas de ...

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otros miembros <strong>de</strong> inteligencia militar, bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l Comandante <strong>de</strong>l B-2 <strong>de</strong> la V<br />

Brigada, el coronel Urbina Sánchez. El juez que inició la investigación y el Procurador<br />

Regional que lo acompañó en esta búsqueda, fueron amenazados <strong>de</strong> muerte: el primero<br />

optó por salir <strong>de</strong>l país y el segundo por irse <strong>de</strong> la región.<br />

En septiembre 22 <strong>de</strong> 1986, a raíz <strong>de</strong> un inci<strong>de</strong>nte en el cual Álvaro Garcés Parra y Jesús<br />

Espitia, Tesorero Municipal, resultaron heridos, el suboficial Juan Moreno Rubio, orgánico<br />

<strong>de</strong>l Batallón Ricaurte les dijo en tono amenazante: "cuí<strong>de</strong>nse mucho”. Pocos meses<br />

<strong>de</strong>spués, cuando estaba <strong>de</strong> Subcomandante <strong>de</strong>l Batallón Ricaurte y <strong>de</strong> Comandante <strong>de</strong><br />

las Bases Militares Los Santos y Payoa, el mayor José Vicente Pérez Berrocal amenazo<br />

públicamente <strong>de</strong> muerte a varios concejales <strong>de</strong> la Unión Patriótica <strong>de</strong> Sabana <strong>de</strong> Torres.<br />

Uno <strong>de</strong> los amenazados era el concejal Francisco Hillera. Otro concejal, Hernando Ruiz,<br />

ya había sufrido un atentado con un petardo que le había sido lanzado. En sus últimos viajes<br />

a Bucaramanga, un campero Suzuki con placas IC-6898 seguía asiduamente al<br />

alcal<strong>de</strong> Álvaro Garcés. Posteriormente, Álvaro Garcés Parra encontraría esa misma placa<br />

IC-6898 en un carro Renault estacionado en el Comando <strong>de</strong> Policía <strong>de</strong> la capital<br />

santan<strong>de</strong>reana.<br />

Los únicos implicados que eran <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> se cometió el crimen fueron los miembros<br />

<strong>de</strong> la policía <strong>de</strong> Sabana <strong>de</strong> Torres que se retiraron <strong>de</strong>l lugar para facilitar la acción <strong>de</strong> los<br />

criminales; sin embargo no fueron investigados. La SIJIN–F-2 <strong>de</strong> Bucaramanga emitió un<br />

informe sobre las personas que murieron en los hechos, incluido el sicario, en el cual se<br />

expresaba que el único que tenía antece<strong>de</strong>ntes era Álvaro Garcés Parra. Al Mayor Oscar<br />

<strong>de</strong> Jesús Echandía Sánchez y al Capitán Luis Orlando Ardila Orjuela, les dieron la baja<br />

antes <strong>de</strong> que apareciera el fallo emitido por la Procuraduría. El Comandante <strong>de</strong>l Batallón<br />

Ricaurte, quien participó en la planeación <strong>de</strong>l crimen, fue ascendido posteriormente. El<br />

principal testigo que trabajaba para el Ejército, Gonzalo Ortega Parada, luego <strong>de</strong> que se<br />

negará a participar en el operativo, fue amenazado y al parecer, planeaban asesinarlo o<br />

<strong>de</strong>saparecerlo, pero él logró escaparse, en ese momento. Sin embargo, poco <strong>de</strong>spués fue<br />

asesinado por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Comandante <strong>de</strong>l Batallón Ricaurte (quien estaba implicado en el<br />

crimen) y fue presentado como guerrillero <strong>de</strong>l ELN muerto en combate. El Juez que inició<br />

la investigación y el Procurador Regional que lo acompañó en esta búsqueda, fueron<br />

amenazados <strong>de</strong> muerte, teniendo que abandonar la región.<br />

Las investigaciones fueron orientadas a establecer la responsabilidad únicamente <strong>de</strong> dos<br />

militares, pero no <strong>de</strong> sus superiores, ni <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong>l S-2 <strong>de</strong>l batallón<br />

Ricaurte que también participaron <strong>de</strong>l hecho. Sólo en 1999 (doce años <strong>de</strong>spués) se<br />

vinculó en la investigación por el homicidio al Comandante <strong>de</strong>l batallón Ricaurte. Pero,<br />

pese a existir pruebas <strong>de</strong> su participación, la Fiscalía <strong>de</strong>cretó cesación <strong>de</strong> procedimiento<br />

en su favor poco <strong>de</strong>spués. La Justicia Penal Militar, exoneró <strong>de</strong> responsabilidad a los<br />

militares implicados inicialmente, pese a la cantidad <strong>de</strong> pruebas recaudadas por ordinaria<br />

y la Procuraduría. Aunque tanto el testimonio <strong>de</strong> Ortega Parada como el <strong>de</strong> Echandía<br />

Sánchez, aportaban información sobre la estrecha relación entre miembros <strong>de</strong>l batallón<br />

Ricaurte, paramilitares y políticos, esto no fue investigado. La información solicitada por el<br />

Juzgado 11 <strong>de</strong> Instrucción Criminal <strong>de</strong> Bucaramanga a la Brigada V y al Batallón Ricaurte<br />

para ubicar a los militares implicados se <strong>de</strong>moró en ser entregada, impidiendo que fueran<br />

indagados. En el caso hubo ruptura <strong>de</strong> la unidad procesal, pues algunos <strong>de</strong> los militares<br />

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