MANEJO Y GESTION DE LA SEGURIDAD - Seguridad Ciudadana
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tas transgresoras y alienta a la gente a tomar<br />
la justicia por sus propias manos.<br />
Los jueces de paz letrados no siempre se dan<br />
abasto para atender la tremanda carga de trabajo<br />
que tienen. Por ello es preciso que su<br />
labor sea complementada por la de los jueces<br />
de paz no letrados que se desempeñan<br />
con gran éxito en las zonas rurales del país o<br />
ahí donde no existen jueces letrados. Es preciso<br />
modificar la legislación para que los jueces<br />
no letrados —legos, voluntarios, elegidos<br />
por la comunidad por su prestigio social y<br />
no por su conocimiento de las normas— puedan<br />
ejercer funciones en jurisdicciones urbanas<br />
donde existen jueces letrados, lo que<br />
ahora no pueden hacer.<br />
Esto llenaría un vacío, pues, por un lado, los<br />
jueces letrados tienen una sobrecarga de trabajo<br />
impresionante y, por el otro, los no letrados<br />
han demostrado ser muy eficientes en<br />
el desempeño de su función, además de muy<br />
baratos. Esta medida haría más ligera la carga<br />
de los letrados y brindaría a la comunidad<br />
formas alternativas de resolución de conflictos,<br />
de fácil acceso, eficientes y rápidas,<br />
lo que ciertamente contribuiría a canalizar<br />
el descontento, el malestar y la frustración<br />
de la gente y a prevenir la violencia urbana.<br />
Esta es otra medida que no requiere de recursos<br />
adicionales a los existentes, en todo<br />
caso no sustanciales. Sin embargo, hasta el<br />
momento nadie ha tomado la iniciativa.<br />
Quinto, si la comisaría es el pilar de cualquier<br />
estrategia de seguridad ciudadana, el<br />
principal recurso de ésta es su personal. La<br />
buena marcha de un equipo de trabajo depende<br />
de la calidad de su liderazgo. Durante<br />
los últimos lustros el trabajo en las comi-<br />
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sarías ha sido considerado de segunda importancia,<br />
por decir lo menos. No siempre<br />
se destaca a las comisarías a los mejores. El<br />
cargo de comisario no cuenta con reconocimiento<br />
institucional. Es preciso revertir esto,<br />
asegurando que los mejores oficiales sean<br />
destacados a dirigir las comisarías, que se les<br />
prepare para ello y que se les otorgue una<br />
bonificación especial para cumplir esa función.<br />
Lo mismo vale para el resto del personal<br />
de una comisaría. Hace un año se dispuso<br />
un beneficio especial (de alto riesgo), pero<br />
hasta el momento no se ha hecho realidad.<br />
También es necesario tener más policías en<br />
las comisarías. Para lograrlo se deben adoptar<br />
las siguientes medidas adicionales. Uno,<br />
desarrollar un plan para formar en tres años<br />
a 12.000 nuevos suboficiales. Los cambios<br />
introducidos a la ley orgánica en enero del<br />
2003 permiten hoy formar a un policía en un<br />
año, contra los tres años establecidos anteriormente.<br />
Si se otorgan los recursos necesarios<br />
—y aquí sí se requieren más recursos—,<br />
conseguir esta meta sería perfectamente posible.<br />
Los nuevos egresados serían todos destacados<br />
a servicios de comisaría, con lo cual<br />
la actual insuficiencia de personal se subsanaría<br />
en parte.<br />
Dos, tan importante como incrementar la<br />
cantidad de los policías es la calidad de su<br />
formación. Un préstamo acordado con el BID<br />
en enero del 2003 permitirá modernizar todo<br />
el sistema de formación policial, comenzando<br />
por formar a policías comunitarios o de<br />
proximidad. Lamentablemente, casi dos años<br />
después, no se ha gastado un solo sol de los<br />
20 millones de dólares otorgados, por las<br />
marchas y contramarchas que han habido en<br />
el Ministerio y por el desinterés de la actual