13.05.2013 Views

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la primera en acercarse. Gina la sigue y se instala en <strong>el</strong> círculo.<br />

Lorena duda: ¿<strong>de</strong> verdad tenés algo <strong>de</strong> comer en ese morral?<br />

Ixquic la toma <strong>de</strong> la mano y la hace sentar: tienes mucha prisa para<br />

ser una revolucionaria… Andale, ven, es una broma. Mirándola a<br />

<strong>los</strong> ojos, recita: Dos cosas más aprendimos en la lluvia: cualquier<br />

sed <strong>de</strong> hombre tiene <strong>de</strong>recho cuando menos a una naranja gran<strong>de</strong><br />

y toda tristeza a una mañana <strong>de</strong> circo, para que la vida sea,<br />

alguna vez, como una fl or, o como una canción. Lorena la mira<br />

fi jamente: ¿dón<strong>de</strong> aprendiste ese poema? ¡Lo escribió Venancio!<br />

Ixquic no se inmuta: sé muchas cosas, ya ves. Ven con nosotras y<br />

tranquilízate: tendrás tu naranja y tu mañana <strong>de</strong> circo… Cuando<br />

están todas sentadas, ceremoniosamente, Ixquic abre <strong>de</strong> nuevo su<br />

bolsa y saca <strong>el</strong> regalo <strong>de</strong> Tina y Toño, envu<strong>el</strong>to en <strong>el</strong> paliacate<br />

rojo. Mica<strong>el</strong>a la observa con atención. Con infi nitas precauciones,<br />

Ixquic <strong>de</strong>sata <strong>el</strong> nudo d<strong>el</strong> pañu<strong>el</strong>o, lo abre y lo pone en <strong>el</strong> centro<br />

d<strong>el</strong> círculo. Por un instante, reina un profundo silencio. Hasta la<br />

brisa <strong>de</strong>sapareció y se diría que <strong>el</strong> sol se ha <strong>de</strong>tenido a la orilla<br />

d<strong>el</strong> horizonte, como para observar mejor. Ver<strong>de</strong>s, claras, con<br />

un suave palpitar, las pequeñas presencias redondas que brillan<br />

en <strong>el</strong> paliacate esperan su transformación. ¿Qué es?, pregunta<br />

Mica<strong>el</strong>a curiosa. Son las hu<strong>el</strong>las d<strong>el</strong> Venado, es un cactus d<strong>el</strong><br />

<strong>de</strong>sierto, contesta Ixquic con su más radiante sonrisa. Lorena no<br />

intenta disimular su <strong>de</strong>cepción: ¿eso es lo que nos querés hacer<br />

comer? Gina no dice nada, pero mira a Mica<strong>el</strong>a con expectación.<br />

Solemnente, Ixquic explica: Izta nos da la bienvenida a su<br />

casa. Izta nos invita a una ceremonia. ¡Sería grosero negarnos,<br />

compañeras! Las mira a una por una, luego se gira hacia <strong>el</strong> centro:<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos inmemoriales, nuestras abu<strong>el</strong>as y abu<strong>el</strong>os adoraron<br />

<strong>el</strong> Gran Venado. En la época en que allá en su tierra, <strong>los</strong> invasores<br />

eran aún débiles e ignorantes como recién nacidos, aquí nuestros<br />

pueb<strong>los</strong> ya habían hecho alianza con Viricuta para alcanzar <strong>los</strong><br />

conocimientos más <strong>el</strong>evados… Hoy, las hu<strong>el</strong>las d<strong>el</strong> Venadito<br />

las esperan para la transformación… Por esto es que Izta las ha<br />

llamado. Después <strong>de</strong> un momento <strong>de</strong> duda, Mica<strong>el</strong>a pregunta<br />

98

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!