13.05.2013 Views

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

marcha <strong>de</strong> puras mujeres. Le habían parecido locas. No lograba<br />

enten<strong>de</strong>r lo que gritaban. No conseguía compren<strong>de</strong>r la razón<br />

<strong>de</strong> tanto ruido y furor. Sólo al fi nal, había podido d<strong>el</strong>etrear por<br />

completo lo que <strong>de</strong>cía una manta : ¡no a la violencia contra las<br />

mujeres! Le había preguntado al padre Rafa<strong>el</strong> lo que quería <strong>de</strong>cir:<br />

es por ejemplo cuando <strong>el</strong> marido borracho le pega a su esposa. Es<br />

cuando <strong>el</strong> capataz quiere acostarse contigo para darte trabajo. Ah,<br />

pues, entonces entiendo, no digas nada más. Las palabras bailan<br />

en su cabeza: la violencia contra las mujeres… Ana María avanza<br />

sin prisa. Una calle transversal larga, extrañamente vacía. Des<strong>de</strong> lo<br />

lejos, divisa a varias mujeres indígenas <strong>de</strong> Oaxaca —lo sabe por <strong>el</strong><br />

rojo vivo <strong>de</strong> sus huipiles que les llegan hasta <strong>los</strong> pies. Están paradas<br />

frente a una especie <strong>de</strong> tienda <strong>de</strong> artesanías y <strong>de</strong> ropa, improvisada<br />

en la acera. Ana María pasa entre <strong>el</strong>las. Lanza una mirada <strong>de</strong> reojo<br />

hacía la puerta entreabierta frente al humil<strong>de</strong> puesto: un corredor<br />

oscuro, un patiecito don<strong>de</strong> distingue a dos o tres familias. Las<br />

mujeres hablan a su paso, pero no pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r lo que dicen.<br />

¿Hacen comentarios sobre su ropa occi<strong>de</strong>ntal —una camiseta un<br />

poco ancha y una falda <strong>de</strong> naílon que se puso en <strong>el</strong> baño <strong>de</strong> la<br />

terminal <strong>de</strong> buses, al llegar? Hermanas, no me miren así: estoy<br />

en guerra. No puedo vestirme como quisiera. Si supieran, ¡hasta<br />

pantalones me pongo! Sí, al principio también me chocaba. Pero<br />

en <strong>el</strong> fondo, es un honor: quiere <strong>de</strong>cir que estoy en la lucha, que<br />

camino con mis hermanas y hermanos zapatistas. Quisiera po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>cirles que respeto nuestras tradiciones, y que las admiro a uste<strong>de</strong>s<br />

por respetarlas. ¡Sobre todo aquí, en la ciudad! Son orgul<strong>los</strong>as, o<br />

bien… ¿Será que no tienen otra opción? ¿Es que sus maridos les<br />

darían dinero para comprarse ropa <strong>de</strong> caxlanas? Y en la comunidad,<br />

qué dirían <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, hermanas? Una <strong>de</strong> las mujeres se ríe y da un<br />

codazo a la joven que está a su lado, mirando <strong>de</strong>scaradamente a Ana<br />

María. ¿Qué dicen <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, cuando vu<strong>el</strong>ven <strong>de</strong> México? ¿Que<br />

se han vu<strong>el</strong>to prostitutas? Quién sabe qué razones las trajeron aquí.<br />

¿No están tristes sus corazones por vivir tan lejos <strong>de</strong> su tierra? Yo,<br />

no sé si quisiera, si pudiera… vivir en esta ciudad envenenada.<br />

22

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!