IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
57<br />
IV. SELVÁTICA<br />
La casa se ve perfecta. Está un poco apartada d<strong>el</strong> pueblo<br />
pero hay camas, con qué cocinar y un pequeño jardín ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong><br />
un muro que protege <strong>de</strong> <strong>los</strong> vecinos indiscretos: estarán bien allí las<br />
compañeras. Gina está que no se aguanta, siente <strong>el</strong> llamado <strong>de</strong> la<br />
montaña —¿no quisieran ir a caminar mañana? Mica<strong>el</strong>a y Lorena<br />
se consultan con una mirada, no necesitan largas explicaciones,<br />
ambas saben que reconocer <strong>el</strong> terreno es la regla número uno, sin<br />
contar que les hará bien un poco <strong>de</strong> aire puro. De hecho, Mica<strong>el</strong>a<br />
se alegra <strong>de</strong> encontrarse en su <strong>el</strong>emento, lejos d<strong>el</strong> concreto. No<br />
le gusta mucho la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> pasar <strong>el</strong> día encerrada sin hacer nada.<br />
Secretamente, Lorena quiere probar sus fuerzas. Dicen que sí.<br />
Gina sonríe <strong>de</strong> oreja a oreja: siempre soñó con per<strong>de</strong>rse en las<br />
faldas <strong>de</strong> la mujer dormida.<br />
Salieron al clarear, con las primeras luces d<strong>el</strong> día. Le<br />
dieron la vu<strong>el</strong>ta al pueblo, que marca <strong>los</strong> límites <strong>de</strong> las tierras<br />
habitadas. La mañana las acaricia, la brisa las acompaña. Después<br />
<strong>de</strong> la última casa, <strong>el</strong> camino se estrecha hasta volverse un sen<strong>de</strong>ro