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IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

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De nuevo se han puesto en camino. Mica<strong>el</strong>a cierra ahora<br />

la columna, para asegurarse <strong>de</strong> que Lorena no se siga retrasando.<br />

Ixquic camina ad<strong>el</strong>ante, seguida <strong>de</strong> cerca por Gina. La s<strong>el</strong>va se<br />

hace cada vez más espesa, oscura y fresca. Ixquic avanza rápido,<br />

sin vacilar, como si hubiera nacido en la montaña misma. Sin<br />

<strong>de</strong>jarse distanciar, Gina pisa sus hu<strong>el</strong>las. Imperceptiblemente<br />

se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las otras. Lorena ve la espalda <strong>de</strong> Gina<br />

<strong>de</strong>saparecer entre <strong>los</strong> árboles, reaparecer un rato, y <strong>de</strong>spués no<br />

la ve más. Entre <strong>los</strong> troncos cubiertos <strong>de</strong> orquí<strong>de</strong>as caen unos<br />

débiles rayos <strong>de</strong> sol, que juegan con las lianas y <strong>los</strong> h<strong>el</strong>echos<br />

traviesos que se <strong>de</strong>spliegan silenciosamente hacia la luz. Con<br />

disimulo, Lorena acorta sutilmente <strong>el</strong> paso para que Mica<strong>el</strong>a la<br />

alcance. ¿Qué tal? Bien, caminan rápido. Lorena sigue: hacía<br />

tiempo que no caminaba en la montaña. Supongo que vos estás<br />

más acostumbrada… No sé si Chiapas es así, pero aquí se parece<br />

bastante a las faldas <strong>de</strong> <strong>los</strong> Cuchumatanes, en Guatemala. Mica<strong>el</strong>a<br />

hace un a<strong>de</strong>mán <strong>de</strong> aprobación. Con la respiración entrecortada,<br />

Lorena prosigue: solo pasé tres años en la montaña, fi játe. Luego,<br />

la organización me mandó a la ciudad, para que me encargara<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> frentes <strong>de</strong> masas —<strong>los</strong> sindicatos, <strong>los</strong> estudiantes, <strong>el</strong><br />

movimiento popular, las organizaciones <strong>de</strong> mujeres. Hicimos un<br />

buen trabajo, por cierto. Pero me gustaba más estar allá arriba,<br />

enfrentarme directamente con <strong>el</strong> enemigo, en primera línea, estar<br />

con <strong>los</strong> compas… Sentir su calor cotidiano, su corazón generoso.<br />

Eso es lo que me gustaba… Se queda pensativa, ajustando<br />

progresivamente su paso al <strong>de</strong> Mica<strong>el</strong>a mientras que su aliento<br />

vu<strong>el</strong>ve a acompasarse con su respiración pausada. ¿Te puedo hacer<br />

una pregunta personal, Mica<strong>el</strong>a? Si quieres. Y vos, fi nalmente,<br />

¿cómo llegaste a todo esto? Mica<strong>el</strong>a la mira, perpleja: ¿cómo así?<br />

Quiero <strong>de</strong>cir, ¿cómo entraste a la organización? ¿Quieres que te<br />

cuente mi vida? Mica<strong>el</strong>a sonríe: sabes que muchas cosas, no te<br />

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