IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
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las mujeres, porque cambian <strong>el</strong> pensamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres.<br />
El gobierno ha dominado <strong>el</strong> pensamiento d<strong>el</strong> hombre, lo volvió<br />
patrón, jefe, señor <strong>de</strong> la casa. Des<strong>de</strong> muy chiquitos <strong>los</strong> hombres<br />
son educados para mandar, y las mujeres sólo para obe<strong>de</strong>cer. Los<br />
hombres nos dicen que no po<strong>de</strong>mos participar, siempre nos han<br />
<strong>de</strong>jado a un lado. Mica<strong>el</strong>a habla cada vez más fuerte —su voz<br />
hace eco en <strong>los</strong> recuerdos <strong>de</strong> Gina: en las comunida<strong>de</strong>s, nadie<br />
tiene nada. Pero nosotras, como mujeres, como campesinas,<br />
queremos tener <strong>de</strong>recho a la tierra, porque ni siquiera tenemos<br />
este <strong>de</strong>recho. A las mujeres, no les dan ni siquiera un terrenito,<br />
ni siquiera un pedazo <strong>de</strong> tierra. Gina presta toda su atención, esta<br />
voz, ya la conoce. Es la voz <strong>de</strong> todas, sí, pero es más que esto<br />
aún. Ya la ha oído antes. ¿Dón<strong>de</strong>? Mica<strong>el</strong>a prosigue, como para<br />
sí misma. Queremos tener <strong>el</strong> mismo <strong>de</strong>recho que <strong>los</strong> hombres.<br />
Nosotras también somos seres humanos, queremos po<strong>de</strong>r tener lo<br />
que <strong>el</strong><strong>los</strong> tienen.<br />
Gina la observa <strong>de</strong>tenidamente: ¿sabes qué? Me he<br />
interesado mucho por lo que pasaba en Chiapas y siempre estuve<br />
buscando información; una vez entrevistamos siete mujeres<br />
comandantes zapatistas... pues, <strong>de</strong>cían exactamente lo mismo que<br />
dices tú. Y me he dado cuenta <strong>de</strong> que en muchos lugares en esta<br />
tierra, las mujeres dicen la misma cosa, con las especifi cida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> cada lugar, obviamente. Pero lo he visto sin lugar a dudas: en<br />
todas partes hay mujeres luchando. Y a <strong>los</strong> hombres esto no les<br />
gusta mucho. Incluso, <strong>los</strong> mismos revolucionarios, <strong>los</strong> varones,<br />
no están muy <strong>de</strong> acuerdo. En la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos, también<br />
hay que luchar contra <strong>el</strong><strong>los</strong>. Mica<strong>el</strong>a ha agarrado su trenza y<br />
juega con la punta. Gina, dime: allá don<strong>de</strong> vives tú, ¿cómo es la<br />
cosa? Gina levanta una ceja: ¿para las mujeres, quieres <strong>de</strong>cir?<br />
Mmm… Depen<strong>de</strong>. Es diferente <strong>de</strong> aquí. Ya te dije, por ejemplo<br />
yo en lo personal, no estoy casada, no tengo hijos y no es un<br />
problema, me <strong>de</strong>jan en paz. Claro que hay presiones, pero no<br />
son tan fuertes: siempre he conseguido hacer lo que quería. Hay<br />
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