IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
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llamaba Venancio: lo siguieron durante semanas… Mica<strong>el</strong>a<br />
asiente con la cabeza. Siempre me acuerdo <strong>de</strong> él. Tan bien que<br />
conocía nuestra tierra. ¿Cómo está él? Bien, creo. Descansa en<br />
paz. Está enterrado allá, en Chiapas, con <strong>los</strong> otros. Lorena se sirve<br />
otro vaso. Nunca lo quiso <strong>de</strong>jar volver <strong>el</strong> gobierno <strong>de</strong> Guatemala.<br />
Más bien sí, pero a condición <strong>de</strong> que <strong>de</strong>clarara públicamente que<br />
se había equivocado. Que la lucha armada había sido un error. Se<br />
queda un momento en silencio, afuera se oye <strong>el</strong> pito d<strong>el</strong> v<strong>el</strong>ador.<br />
Mica<strong>el</strong>a se aclara la garganta: sabés, nunca hubiera pensado que<br />
fueras vos a la que iba a encontrar. Las compañeras <strong>de</strong> la diócesis<br />
me habían hablado <strong>de</strong> una amiga que luchaba por las mujeres.<br />
Lorena se ríe: me habían dicho exactamente lo mismo <strong>de</strong> vos,<br />
Mica<strong>el</strong>a. Pues sí, lucho con las mujeres. En realidad, yo también,<br />
soy una mujer… Quiero <strong>de</strong>cir: por fi n me di cuenta <strong>de</strong> que era<br />
una mujer. Incluso te diré que ¡<strong>de</strong>jé la organización! Marca una<br />
pausa. Cuando vu<strong>el</strong>ve a empezar, su voz ha bajado <strong>de</strong> un tono.<br />
En verdad, <strong>los</strong> amo a todos, son compañeros, <strong>los</strong> respeto, pero<br />
hay que <strong>de</strong>cirlo: ¡son una pinche bola <strong>de</strong> machistas! No sé qué<br />
clase <strong>de</strong> revolución hubiéramos hecho con <strong>el</strong><strong>los</strong>… Así son las<br />
cosas: ¿no te <strong>de</strong>cepciono <strong>de</strong>masiado? Mica<strong>el</strong>a la mira <strong>de</strong> frente:<br />
compañera, yo también soy mujer. Tenemos muchos problemas,<br />
nosotras las mujeres, en la comunidad. Es por eso que nos hemos<br />
organizado. Se queda un rato callada. Nos hemos unido para<br />
resolver nuestros problemas, ¡no para luchar contra <strong>los</strong> hombres!<br />
Lorena bebe <strong>de</strong>spacio <strong>el</strong> último trago <strong>de</strong> su cerveza, pren<strong>de</strong> un<br />
cigarrillo, y, tranquilizada por este ritual, acerca su silla, diciendo:<br />
hay muchas cosas que quisiera saber sobre lo que realmente<br />
suce<strong>de</strong> con uste<strong>de</strong>s. ¡Tantas cosas! Podría hacerte mil preguntas,<br />
pero conozco las reglas… Mejor <strong>de</strong>címe en qué te puedo servir<br />
—¡ojalá y esta vez pueda hacer algo <strong>de</strong> verdad!<br />
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