13.05.2013 Views

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Suzana su<strong>el</strong>ta una carcajada. ¿Te gusta? Lorena, seria,<br />

dice mirándola: ¡sí, me gusta, Suzana! Me gusta mucho… Su voz<br />

se quiebra: me hiciste falta, ¿sabés? Es como si me hubieran cortado<br />

un brazo. Nunca te he podido llorar. No más cerraba <strong>los</strong> ojos: hace<br />

mucho tiempo que ya no me da miedo cuando te veo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

mis párpados. Vu<strong>el</strong>vo al campamento, a nuestro campamento,<br />

¿Sabés? Y estás allí, cantando hasta per<strong>de</strong>r <strong>el</strong> aliento, <strong>de</strong>sbordante<br />

<strong>de</strong> energía, ¡loca como vos sola! ¿Te acordás? En verano, andabas<br />

por <strong>el</strong> campamento con <strong>el</strong> torso <strong>de</strong>snudo, sí pues, al igual que todos<br />

<strong>los</strong> compas… ¡Huy, qué escándalo! Y vos, ni siquiera <strong>de</strong>cías: ¿por<br />

qué no? Lo hacías nada más. Nunca se me va a olvidar aqu<strong>el</strong>la vez<br />

en que vos y Jesús estuvieron buscando una cuerda para la guitarra<br />

durante meses, hostigando incluso a la pobre Of<strong>el</strong>ia para que <strong>el</strong>la<br />

también intentara conseguirla cuando bajaba a <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> por <strong>el</strong><br />

abastecimiento. Dios bendito ¡qué paciencia les tuvo esta mujer!<br />

Había días en que <strong>los</strong> compas ya no aguantaban sus locuras, y<br />

uste<strong>de</strong>s que se la pasaban todo <strong>el</strong> tiempo escribiendo poesía…<br />

En cualquier rato que <strong>el</strong> enemigo nos daba una tregua, sacaban<br />

la guitarra… ¡Púchica, si la revolución hubiera sido esto!…<br />

Bueno, quiero <strong>de</strong>cir, también fue eso, ¿verdad? ¿Suzana? Lorena<br />

vacila. Suzana… Creo que te amaba. Las estr<strong>el</strong>las pesan aún más<br />

sobre <strong>el</strong> silencio. Lorena agrega bajito: perdón, es <strong>de</strong>masiado<br />

tar<strong>de</strong>… Y con voz más fuerte: te llevé conmigo, ¿sabés? Suzana<br />

no le ha quitado <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> encima y su expresión se ha vu<strong>el</strong>to<br />

seria: ya no me esperés, Úrsula. Quiero que vivas, siempre estaré<br />

contigo. Y luego su<strong>el</strong>ta otra carcajada: ¿ves?, hice bien en venir.<br />

Soy una buena compañera, estoy contenta: te levanté <strong>el</strong> ánimo.<br />

Bueno, saludáme a mi hija cuando la veas, ¿oíste? Decíle que<br />

estoy bien. Y dale <strong>de</strong> nuevo las gracias a mi hermana por haberla<br />

cuidado tan bien. Lorena se lo promete: pero quedate un poco más,<br />

Suzana, no te vayás, ¡te lo ruego, no te vayás! Seguí cantando…<br />

Suavemente, Suzana se acerca: ahora, te voy a cantar la verda<strong>de</strong>ra<br />

canción que compuse para vos, pero vení acá, más cerca, te la voy<br />

a cantar al oído… Sólo vos la podés escuchar.<br />

115

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!