IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
IZTA, el cruce de los caminos - Jules Falquet
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Mica<strong>el</strong>a, vamos a buscar las mujeres que necesitamos. Mica<strong>el</strong>a<br />
termina <strong>de</strong> anudar las dos bolitas azules en su p<strong>el</strong>o, lanza la<br />
trenza por encima <strong>de</strong> su hombro, bebe <strong>el</strong> último sorbo <strong>de</strong> su<br />
café y se pone <strong>de</strong> pie. En ese preciso momento, tocan <strong>el</strong> timbre.<br />
En un segundo, Lorena guarda <strong>los</strong> dos platos y las dos tazas,<br />
Mica<strong>el</strong>a ha <strong>de</strong>saparecido sin ruido en la cocina —¿Quién es ?<br />
¡Claro! Tenía que haberme olvidado: ¡Gina! Le había dado cita<br />
a Gina… ¡Qué memoria! Abre la puerta. Gina entra, con una<br />
bolsa <strong>de</strong> pan dulce: ¿no estoy llegando muy temprano? Pareces<br />
medio dormida todavía… Lorena arruga la frente —¿cómo se<br />
me ha podido olvidar? Llegó ayer, le dije que viniera, hace tanto<br />
tiempo que no nos hemos visto… Hace años que ha vu<strong>el</strong>to a<br />
Francia. La duda la asalta un instante —<strong>de</strong> cualquier manera,<br />
aún es muy temprano para ir a buscar a su amiga en <strong>el</strong> hospital<br />
don<strong>de</strong> trabaja. Para po<strong>de</strong>r hablar, más vale esperar la hora <strong>de</strong><br />
comer. Gina pone <strong>el</strong> pan en la mesa, se ve llena <strong>de</strong> energía:<br />
siéntate, voy a preparar <strong>el</strong> café si quieres. ¡No, no! Esperame<br />
aquí cinco minutos, estaba con una amiga. Te la voy a presentar.<br />
Lorena va a la cocina: está bien, es una persona <strong>de</strong> confi anza,<br />
no te preocupés. Toma a Mica<strong>el</strong>a d<strong>el</strong> brazo: te presento a Gina,<br />
es una amiga francesa. Mica<strong>el</strong>a extien<strong>de</strong> la mano, mirándola a<br />
la cara: Mica<strong>el</strong>a, soy guatemalteca. Gina ve dos ojos negros<br />
intensos y <strong>de</strong>spliega su sonrisa más bonita : ¿están seguras que<br />
no las interrumpo? Mica<strong>el</strong>a busca la ayuda <strong>de</strong> Lorena: no, no,<br />
pero sabés, tenemos un pequeño imprevisto. En realidad… En<br />
realidad, Mica<strong>el</strong>a ha venido porque <strong>de</strong>be ir al hospital. Tiene que<br />
estar allá a las doce, y entonces sería bueno irnos… como a las<br />
diez y media, ya sabes como se tarda <strong>el</strong> metro. Lo siento, no nos<br />
<strong>de</strong>ja mucho tiempo. Gina consulta su r<strong>el</strong>oj: bueno, hablaremos<br />
otro día… No importa. Quería proponerte que nos fuéramos a<br />
dar una vu<strong>el</strong>ta: Lupita me prestó su camioneta… Pero si quieren,<br />
las podría llevar al hospital <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un rato. Así, nos daría<br />
tiempo <strong>de</strong> comernos este pan, ¿qué les parece? Lorena interroga<br />
a Mica<strong>el</strong>a con la mirada: para mí, está bien. Lorena se r<strong>el</strong>aja,<br />
43