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JÓVENES, CULTURAS URBANAS Y REDES DIGITALES

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¿Trendys tal vez? Jóvenes artistas<br />

203<br />

Al acabar la pista dos hubo un debate, y curiosamente asistieron agentes de la pista<br />

uno, en una sociable batalla verbal entre quienes defi enden la necesidad de la sostenibilidad<br />

económica de cualquier proyecto artístico y quienes no ven tal necesidad o urgencia<br />

cuando de hacer cultura se trata. La cultura como derecho, herencia ilustrada,<br />

que no necesita rendir cuentas, vs. la cultura como industria, que necesita benefi cios o<br />

rentabilidad en algún plazo, corto o largo. Y ¿dónde estamos?. En la multitarea, la precarización,<br />

la proletarización del cognitivo, la fl exibilización sin escapatoria, la absorción<br />

por el marketing de la retórica de la participación. Y también en la posibilidad, así sea<br />

exigua, de ejercer algún tipo de contrapoder.<br />

La pista tercera se vino en llamar Viaje al aprendizaje; ser viajeros, no viajantes. Los<br />

proyectos que componían esta pista trabajan con alternativas a la educación y la<br />

formación. Trabajando en red y desde la red unos propusieron una plataforma de<br />

“micro-reflexiones interconectadas” para hacer que fluya el pensamiento común.<br />

Otros se declararon agitadores de conciencias: “No resolvemos problemas, cuestionamos<br />

realidades, no tratamos de dialogar para estar de acuerdo, sino para convivir<br />

con nuestras diferencias”. Los terceros abogan por el intercambio de conocimientos<br />

en redes de pares, la interacción en el aprendizaje y la importancia de los procesos<br />

de ensayo-error. Los últimos se dedican a investigar teórica y prácticamente los territorios<br />

emergentes en los que se encuentran espacios físicos, cuerpos móviles y<br />

flujos electrónicos.<br />

La pista cuarta se llamó Cooperar, Colaborar, Coproducir y planteaba modelos de autogestión<br />

de artistas: “Si nadie apuesta por nosotros, nosotros mismos lo haremos”. Objetivo,<br />

poner en valor las posibilidades de la coproducción y las nociones cada vez más<br />

asimiladas de trabajo colaborativo y procomún. Buscan “modelos de desarrollo necesarios<br />

para la supervivencia.” Proyectos que aparecen por la necesidad de crear vías de<br />

trabajo y para vincular el arte con el entorno social donde se generan. Les mueve la necesidad<br />

de modifi car los modos de entender la exposición, de buscar propuestas al margen<br />

del ámbito institucional. Y la voluntad de aproximarse a una nueva idea de público,<br />

de creer en nuevas ideas de ‘lo artístico’, de priorizar el trabajo en proceso. Todos buscaban<br />

el intercambio de visiones entre artistas para evitar ese “solipsismo complaciente”<br />

al que ya se refi riese Maderuelo (2011).<br />

Y fi nalmente, la pista quinta: Aprendiz de Brujo, último encuentro que revisita las anteriores<br />

pistas para generar una operatividad práctica. La praxis indica la importancia<br />

de no sólo generar conceptos, sino de pasar a la acción y, sobre todo, de procurar<br />

constancia, supervivencia. Se habló de generar entramados complejos y efectivos<br />

que amplifi quen los nodos sin anularlos, que sean variables y permeables; de colaborar,<br />

coproducir, cooperar entre asociaciones, individuos y proyectos culturales; de salir<br />

del estrecho marco institucional; de inventar nuevos formatos, nuevos métodos. Se<br />

habló, en suma, del modo en el que, a partir de las defi ciencias, se puede lograr un<br />

“camino exitoso”.

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